Como fue de público conocimiento los estudiantes de la Universidad Santiago de Cali se manifestaron en contra de las asignaturas virtuales que por imposición de las autoridades de la institución se están viendo obligados a ver en desmedro de la calidad educativa que se merecen y desconociendo la importancia de las clases presenciales que suponen un diálogo profundo y crítico entre estudiantes y profesores para construir conocimiento.
Sin embargo, más allá de la discusión sobre si se está de acuerdo o no con la decisión tomada por la universidad, lo que no se puede tolerar de ninguna manera es que se trate de limitar irracionalmente el sagrado derecho a la libertad de expresión de quienes optaron por cuestionar legítimamente a la autoridad directiva de la manera más respetuosa y franca.
Como en los tiempos de la Inquisición la Universidad Santiago de Cali está persiguiendo a su estudiantado por medio de sanciones disciplinarias claramente injustas y amañadas por el simple hecho de manifestar opiniones críticas frente al manejo que se le está dando al alma máter en el tema de la calidad educativa; opiniones dadas, claro está, dentro del marco del respeto a pesar de la indignación que esas situaciones generan.
Los estudiantes Hernán Ospina y Angie Montilla fueron sancionados por la institución con la cancelación de sus matrículas durante dos semestres por la insólita razón de haber manifestado reclamaciones claramente inofensivas y respetuosas donde se expresa nada más que la inconformidad que sienten ante las decisiones tomadas por las directivas.
En cada uno de los fallos sancionatorios se tiene como única prueba contra ellos una nota periodística grabada por el noticiero Pazífico Noticias, donde los estudiantes perseguidos cuentan a los entrevistadores las arbitrariedades y problemáticas institucionales que los afectan.
Además, como si no fueran lo suficientemente despreciables tan injustas represalias, la representante de los estudiantes ante el Consejo de Facultad, Luisa Fernanda Cabal, traicionó al estudiantado votando a favor de los fallos que resolvieron cancelar la matrícula de Hernán y Angie sin ningún tipo de oposición o defensa a favor de sus representados.
En un país que optó en su Constitución del 91 por un modelo educativo más crítico, parece ser que la Universidad Santiago de Cali quiere, en palabras del Dr. Carlos Gaviria, alumnos pasivos, repetidores y sumisos.