Siendo un párvulo estudiante de secundaria, el ‘profe’ de español me encomendó entrevistar en la Universidad de Nariño al profesor Gustavo Álvarez*. El personaje era controversial por sus múltiples publicaciones y sus irreverentes pronunciamientos. Me enteré que daría una conferencia en la Casa de la Cultura de Nariño a raíz de un artículo suyo publicado en la revista Arco: “Colombia perderá a Nariño como perdió a Panamá”.
Me armé de una enorme grabadora y fui en su búsqueda. El recinto era intimidante, un caos total, gritos y universitarios que vociferaban. Entre los eslóganes no me olvido de uno aquella infernal noche: “Compañeros, el problema no es de masas sino de lucha”, la verdad no entendía nada en ese momento. Más de 40 años después este esquema de rebeldía y protesta no ha cambiado. Pacientemente esperé hasta que me atendió, luego de su ‘palestra’.
Tuvimos una charla amena e interesante. Como no teníamos celulares, ni ningún dispositivo tecnológico, para refrendar nuestro encuentro le dije me firmara una hoja de mi pasta argollada. Allí escribió “Para Fabio Arévalo de Gardeazábal, el demagogo de turno”. Fue mi primer trabajo periodístico que publiqué en el periódico escolar que ya estaba a mi cargo: “Ideales Normalistas”.
A partir de allí siempre le tuve admiración y le seguí en su trayectoria como escritor y líder de opinión. Años más tarde nos hemos vuelto a reencontrar en diversas situaciones. En mi época en que viví en Tuluá (años 97, 98) pasaba tal vez por el peor momento de su vida (Estaba privado de la libertad). Luego fue víctima de una inhabilidad que le impidió competir por la presidencia del país como lo comentó, en las distintas conversaciones que pudimos compartir.
Entonces terminó por convertirse en un gran referente, el legítimo líder de opinión por su preclara inteligencia fue algo así como la conciencia del país. Asilado en su finca “El porce” la volvió una especie de oráculo; allí fueron famosos sus almuerzos donde se disputaban la invitación todos los personajes de la escena pública y política del país. Lo que pocos sabían era que 'Gardis' escogía el menú de acuerdo al invitado, dependiendo de quien fuera servía unas suculentas viandas temáticas: atollado, sancocho, bagre, chuleta valluna, patacones etc. Para él todo siempre tuvo un sutil significado.
Siendo panelista y personaje central del en ese momento más importante programa de opinión y humor “La Luciérnaga”, fue finalmente despedido y censurado, como él mismo lo reconocería. Allí la famosa FLIP no dijo nada, pero eso si ahora se quejan y salen en defensa de un adefesio de las comunicaciones como es la mal llamada influenciadora “Epa Colombia”. La FLIP llora porque a la niñita aquella le quitaron sus redes sociales. Entre tanto nunca se la jugaron por una de las voces más críticas y representativas de los de a pie, de la sociedad civil como lo fue Gardeazàbal.
El escritor llegó a convertirse en el columnista más leído de la historia del país. Su columna era diaria hasta hace pocos días en el diario gratuito ADN, que era además replicada por decenas de medios. Un récord que jamás nadie ha logrado tal vez en el país y Latinoamérica. Pero obviamente se agotó; en medio de sus controversias, batallas y patologías mentales y físicas, decidió colgarlo casi todo, los guantes, los tenis, la toalla y demás.
Gardeazábal se retira totalmente de la vida pública a sus maduros 75 años. La gota que rebosó la copa fueron “las oprobiosas redes sociales”. Asì lo dice en su despedida: “La creciente irresponsabilidad que generan las redes, la velocidad con que se fusila moralmente a quien se atreve a escribir columnas vaciándolo con falsas noticias o con insultos a doquier lo ha hecho un oficio, a más de riesgoso, infinitamente fastidioso”. Y remata: “no doy más. Mi edad, y mi deteriorada salud no puedo seguirlas juntando con las canecadas de oprobios o los señalamientos sin pudor que me escupen por redes y correos. Me retiro a vivir lo restante leyendo y escribiendo y cuidando mis animalitos”.
De forma inédita y pensando en su “futuro”, acaba de inaugurar su mausoleo donde reposará luego este mundo. Ha pedido ser sepultado de pie para mantener su irreverencia y altivez por siempre. El país le debe bastante y es el momento, así él mismo se oponga, de hacerle un gran homenaje en vida, en vida hermano como lo dijo Ana María Rabattè. Gracias por mucho, Gardeazábal.
Aquí está la nota de despedida del escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal.
*Gardeazábal vivió en Pasto entre el 70 y 73 siendo docente de la Universidad de Nariño.