James Rodríguez ya tiene las maletas listas para irse a Catar. El colombiano se encuentra personalmente en tierras asiáticas conociendo al Al-Rayyan de Catar, el equipo que sería su destino. James ya tiene su salida del Everton casi lista, donde no cuenta para Benítez.
Para los colombianos es triste y desolador ver que alguien que supo ser un crack mundial termine jugando, aún sin ser viejo, en una liga muy mediocre como es la catarí. Nadie duda de la capacidad y talento del colombiano, pero quedó demostrado que eso no lo es todo en el fútbol.
La tristeza de ver a un grande como James despedirse de la élite de su deporte para ir a competir a un nivel menor trae recuerdos de cuando Juan Pablo Montoya se fue de la Fórmula 1 a mitad de la temporada 2006.
El piloto colombiano estaba en McLaren, uno de los mejores equipos del momento, pero ya se encontraba aburrido de todo del ambiente y la parafernalia que tiene la categoría. Montoya había acordado con Chip Ganassi, su exjefe en la CART, irse a la Nascar a partir del próximo año.
El problema de Montoya fue que cuando le dijo que se iba a ir el otro año a Ron Dennis, director de McLaren, este se molestó tanto que no esperó y lo sacó inmediatamente del equipo. Hasta ahora iban 10 carreras de la temporada y de un momento a otro Montoya se quedó sin puesto en Fórmula 1.
La noticia tomó por sorpresa a todo un país que todavía tenía encendida la Montoyamanía. Sin embargo, desde aquel 2 de julio de 2006 el chip de los colombianos cambió por completo. Empezaron a dejar de madrugar todos los fines de semana y solo algunos, los más aficionados, siguieron a Montoya en su camino en la Nascar. ¿Habrá alguien que siga a James en su aventura en Catar?