En el 2010 sólo un golfista podía quitarle las miradas a Tiger Woods, era Camilo Villegas. Le decían el hombre araña. Era atractivo, joven y capaz de posar de esta manera antes de dar un golpe, un estilo inconfundible, único:
Llegó a estar entre los 20 golfistas del PGA, incluso el 2010 fue su mejor año y se ganó 3 millones de dólares, para el 2011 tenía contratos por 10 millones de dólares en patrocinios. Era uno de los 10 mejores pagados. pero las lesiones empezaron a marcar su carrera.
En su pecho llevaba el logo de Café de Colombia y el espacio que quedaba en su ropa para el patrocinio de Mastercard era solo en el cuello de la camisa. También tuvo, al mismo tiempo, los logos de CVS Caremark, SPDR, Bavaria, Rolex y Taylormade. Todos querían estar en la camisa de Camilo.
Era el número 6 del mundo, pero además era tal vez el más mediático. Fue el que impuso la moda de usar pantalones blancos con camisas chillonas, algo que todavía se usa hoy. Pero se le convirtió en la maldición de la fama. En la calle no podía caminar y cada mes tenía que cambiar de número de teléfono porque a medianoche lo despertaban para declararle su amor. Entre tanta gente, tenía una vida increíblemente solitaria. Comía solo, entrenaba solo.
El PGA Tour es el sueño de todo golfista profesional —sería como las ligas de fútbol inglesa, española e italiana juntas— y el único que ha logrado vivir dentro de esa experiencia ha sido Camilo Villegas. Muchos logran jugar un año, máximo dos, no tienen el nivel para mantenerse dentro del circuito profesional. Solo unos 50 jugadores en toda la historia han logrado mantenerse 15 años con todos los derechos en el Tour.
Sin embargo en el 2017 perdió su tarjeta profesional y se dedicó duro al ciclismo. En el 2019 recibió la mejor de las noticias, había nacido Mía pero venía con una enorme preocupación, nació con un tumor cerebral y otros más pequeñas en su columna. Camilo tuvo la energía para volver al golf, participó en un torneo el pasado 10 de junio en Estados Unidos pero tuvo que regresar a Colombia porque la salud de Mía se agravaba. En la noche del domingo 26 de julio Mia perdió su batalla contra la enfermedad. Desde acá le deseamos lo mejor a Camilo y a su esposa María Ochoa.