Neymar fue comprado por el Paris Saint Germain en el 2018 por 252 millones de Euros. En ese momento tenía 26 años y junto a Messi y Luis Suarez se convirtió en el tridente más temible del fútbol. En ese momento se sabía de sus rumbas, de su vida disoluta. No importaba, a los 26 los músculos están frescos, el cuerpo lo aguanta todo. El PSG creía que Neymar les daría el gran objetivo: la Champions. Llegó a la final el año pasado pero el todopoderoso Bayern le ganó la final.
Hoy en día Neymar no está entre los 100 jugadores más cotizados del mundo. Las lesiones se han cebado contra él a los 29 años. Incluso una lesión le impidió regresar a donde fue muy grande: el Camp Nou. Su tristeza la expresó en este trino:
Neymar irrita por su falta de compromiso y su decadencia podría ser una metáfora de lo que está pasando con el jugador latinoamericano en Europa: lleno de talento pero disoluto fuera del campo. Sobrepasado físicamente por sus rivales. La decadencia de Neymar es casi la misma que sufren los jugadores latinos en Europa. Ya hasta los equipos mexicanos sobrepasan a los suramericanos, como si lo que hubiera dicho en su columna Jorge Barraza fuera muy cierto: estamos en la B del fútbol mundial.
Lo triste es ¿qué va pasar cuando se retiren Messi, Suárez, Falcao, Cavanni? ¿Nos quedaremos sin grandes ídolos en esta parte del mundo?