La periodista costarricense Samantha Schmidt, la escogida para abrir la oficina del Washington Post en Colombia, se fue hasta La Guajira para hacer el seguimiento a la vacunación covid en una de las regiones más pobres y abandonadas de Colombia.
Con todo en contra, acompañó a la IPS indígena Wayuu Palaima, quienes sortean diariamente la desconfianza del sistema de salud de la comunidad Wayyu, el hecho de que solo el 4 por ciento tiene acceso al agua potable y que el 77 por ciento de los hogares indígenas padecen inseguridad alimentaria. En Alta Guajira, donde vive la mayor cantidad de personas Wayuu, solo hay un hospital y solo ofrece atención básica.
By boat, by motorbike, by foot: The journey to vaccinate Colombia’s remotest communities https://t.co/wlmqeAcYhy
— Samantha Schmidt (@schmidtsam7) October 12, 2021
El diario contó que el equipo de vacunación que trabaja en La Guajira viaja en bote y moto para llegar a una comunidad en el área de Bahía Honda. La asistente de enfermería Daniela Vergara, una joven de apenas 21 años, es quien administra las inyecciones que transporta en una hielera hasta el rincón más recóndito de la región.
La desconfianza es uno de los retos a los que se enfrenta el equipo de salud. Los habitantes aseguran que solo confían en los medicamentos producidos por sus propias manos, e incluso aseveran que varios miembros de su comunidad han muerto por recibir la vacuna.
En La Guajira solo el 38 por ciento ha recibido al menos una dosis. En otros departamentos, la tasa es tan baja que apenas llega al 20 por ciento.
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