Los cambios forman parte de la vida de Juanes. Hubo un momento, a mediados del 2010, en el que Juanes se saturo de todo y dijo ¡No mas! Las extenuantes giras no lo permitían compartir con Luna, Paloma y el recién nacido Dante, sus tres hijos y su esposa Karen; su ancla a tierra. Quería limpiarse, regresar al origen, olvidar los éxitos de estrella pop que lo habían puesto a tocar con Metallica y los Rolling Stones, a marchar al lado de Bono y cantarle al Presidente Obama. Quería volver a sus orígenes y reencontrarse con su voz pero también con sus sentimientos y expresar con soltura sus miedos, su esperanza.
El camino de regreso al origen lo emprendió con un viaje al municipio de Inza en el Cauca donde permaneció una semana en el parque arqueológico de Tierradentro con Karen arropados por la experiencia mística que dejan los hongos alucinógenos y se conectó con las raíces. Cuando dejó las tierras altas de las montañas Caucanas, Juanes volvió a sentirse como el muchacho rockero que se la pasaba entre la calle Argentina con el Palo buscando en las prenderías del convulsionado centro de la Medellín de finales de los ochenta, guitarras baratas para su banda, Ekhymosis.
Emprendió una búsqueda que no entendieron al momento sus fans desperdigados por el mundo que esperaban una nueva Camisa negra; que la máquina de hits no se detuviera. Empezaron a extrañar que su música no aturdiera en las radios del mundo. Apareció Loco de amor en el 2014 que la verdad, no convenció a nadie.
Juanes no lo sabía pero se estaba reinventando. No quería ser una estrella de pop más. Estaba crispado por su país del que nunca se había separado y buscaba un camino para conectarse con la paz que empezaba a abrirse camino.
Tomó partido sin bemoles. En la última entrevista que le concedió a la revista Bocas del periódico El Tiempo en abril del 2017, Juanes hablo abiertamente. No dudó en afirmar que el ex presidente Álvaro Uribe "fue el hombre que dividió al país”. Su postura se reafirmó aún más cuando en septiembre del 2016 se unió a la causa del Referendo de apoyo a los Acuerdos de La Habana, mientras producía su álbum visual en Los Ángeles: Mis planes son amarte. Una ambiciosa propuesta marcada por su contacto con las raíces precolombinas en Tierradentro, presente en la imagen de un Juanes de ruana, la fuerza de un pasado ancestral indígena y un talismán protector.
Cada canción va esta vez acompañada de un vídeo producido por el puertoriqueño Cacho López, cortos relatos rodados en México y Colombia en la que Juanes y el director trabajaron tres meses que se convierten en capítulos de una película que acaba de terminar y podrá ser vista en los cines del país.
Lo de Juanes y su interés por el país está lejos de ser una pose. Se reunió el año pasado con el jefe negociador Humberto de la Calle a entender y acompañar el proceso y cuando habla de Colombia y Medellín nunca olvida su pueblo Carolina del Príncipe y la furia urbana de Medellín, su ciudad que reconoció asombrado desde la ventana de un vagón del metro el pasado 9 de mayo cuando regresó a su tierra a presentar Mis planes son amarte.
En el año 2006 con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo creó la Fundación Mi Sangre buscando impulsar a jóvenes de municipios golpeados por la violencia a salir del pozo en el que estaban. En el 2004 les cantó a los soldados colombianos heridos en combate y entonó una y otra vez Fíjate bien, su canción homenaje a los que han sufrido el horror de las minas quiebra-patas.
Sus convicciones las internacionalizó en el 2008 cuando organizó en Cúcuta el Concierto Paz sin Fronteras que sirvió para aflojar la tensión que había entre los gobiernos de Hugo Chávez y Álvaro Uribe después de que éste último decidiera bombardear el campamento de Raúl Reyes asentado en territorio ecuatoriano. Ese mismo año marchó con Bono, el líder de U2, en Hokkaido, al Norte de Japón, en donde se habían reunido las potencias del G8.
A sus 44 años Juanes ha hecho lo que ha querido. Tocó con los Rolling Stones y Metallica, le cantó a Obama, habló de telas chinas con Juan Gabriel antes de grabar una entrañable versión de Querida y ya llegó a ser tan grande que desprecia tajantemente la etiqueta de estrella pop. Aún no sabe el alcance de la huella de transformación personal que dejó si esa inmersión en lo profundo de la sabiduría indígena en Tierradentro pero claramente le disparo su creatividad.
Lo único cierto es que, desde sus orígenes con Ekhymosis, no había tenido tanta libertad como en Mis planes son amarte, el disco visual que lanzará el próximo martes 9 de mayo. Allí está consignado todo lo que él piensa y ama: los viajes intergalácticos, la vida en el universo, la nueva Colombia reinventándose después del conflicto y, sobre todo, su Medellín, que es un estado mental al que vuelve cada vez que quiere.