Se ha ido aclarando el asunto de la visita del hermano de Gustavo Petro a La Picota y del documento que circuló en la misma cárcel con una supuesta propuesta de este último para perdonar delincuentes, dejarlos en libertad y conseguir votos a cambio de asegurar su triunfo en la Presidencia.
Pero esa aseveración no fue más un burdo montaje, una acción pérfida y mal intencionada para enlodar su campaña en la que ingenuamente cayó. Su hermano va regularmente y desde hace muchos años a esa cárcel por su trabajo con la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz. Fue seguido y le tomaron una foto de la que él no se dio cuenta para luego publicarlas como parte de la triquiñuela que armaron sus contradictores, que antes que nada son sus enemigos políticos.
Petro cayó en la trampa con el periodista Juan Pablo Calvás de La W, a quien le pasaron la información y aprovechó una entrevista que este le concedió para, en el último minuto, hacerle referencia del tema. Sin pensarlo mucho, Petro habló del perdón social y les puso la cabeza en bandeja a sus enemigos. No sabía que ya sus enemigos tenían la foto tomada a su hermano y, menos aún, un documento escrito, muy mal escrito, con una propuesta de reforma a la justicia en la que se proponía una rebaja de penas e incluso una propuesta de punto final a los delitos cometidos en su mayoría por parapolíticos uribistas que se encuentran en La Picota.
El documento que circuló en La Picota nunca provino de Petro, es un panfleto sin firmas ni logos y dice cualquier tipo de sandeces que nunca hubieran podido salir de la boca o la pluma de Petro o alguien de su campaña. Circuló también un audio del narcotraficante Marquito Figueroa, supuestamente invitando a votar por el candidato del Pacto Histórico. Qué desfachatez cuando se sabe que Figueroa es de la cuerda del uribismo, hoy de Gutiérrez, que es su nuevo elegido.
No hay mayor desatino que pensar que Petro iba a proponer una rebaja de penas para aquellos a quien él mismo tuvo la valentía de denunciar y lograr que los jueces enviaran a la cárcel. Los hermanos Moreno Rojas por el carrusel de la contratación en Bogotá; el Gordo García, tenebroso paramilitar de la Costa Atlántica, responsable de la masacre de Macayepo, Bolívar; Salvador Arana, determinador del asesinato del alcalde del municipio de El Roble, Sucre, Eudaldo Díaz, asesinato que la propia víctima advirtió. Luego del crimen, Salvador Arana fue premiado con su nombramiento en la embajada de Chile por Alvaro Uribe Vélez. Estos para dar solo unos ejemplos de la denodada lucha de Petro contra la corrupción.
Dio papaya, como él mismo lo dijo en una entrevista a Cambio. Se le olvidó a Petro que se mueve en un terreno muy fangoso, que sus enemigos no son políticamente fuertes pero sí muy canallas y peligrosos, ruines, bajos, incapaces de enfrentar su campaña en el terreno de los programas y las ideas.
En eso cayeron todos; Gutiérrez, claro, pobre e insustancial en ideas y programas, pendenciero de oficio, pandillero de esquina. Fajardo, que pontifica de la ética, pero sin fórmula de juicio ha hablado del "Pacto de la Picota"; qué poco serio el candidato de "Colombia la más educada". Íngrid, mejor no hablar de ella. Enrique Gómez, el nieto Laureano, con menos del 0,5 % en la intención de voto ha tenido la osadía, el disparate, de pedirle la renuncia a su campaña. No son contrincantes políticos serios, actúan como chulos carroñeros y quieren comer del muerto al que no han logrado ni van a lograr matar.
Menos mal que los colombianos ya no comen cuento y no se van a dejar caer en trampas, van a seguir respaldando la candidatura de Petro porque siguen seguros de que el cambio es ahora.
Petro, sus familiares, sus amigos más cercanos tienen que andar con pies de plomo, blindados todo el tiempo, pues son muchas las trampas que le van a seguir poniendo y las canalladas que están por venir. El nuevo candidato del uribismo, como el uribismo todo, carece de la decencia y la estatura ética que se requiere para enfrentar honestamente una campaña. Fajardo juega desesperado a remontar su pírrica votación de la jornada del 13 de marzo y también renuncia a cualquier principio ético. Lo que falta es mucho y muy duro, se requiere entereza, fuerza y mucha inteligencia para seguir encarando esta campaña.
No se ha terminado de ventilar esta sucia jugada y ya se anuncia en las redes que en la semana de pascua vendrá un montaje todavía más tenebroso en contra del candidato que hoy congrega a las mayorías políticas. Lo tienen listo, según se dice, los más encarnizados uribistas que quieren, a toda costa y recurriendo a las argucias que sea, frenar su llegada a la presidencia.
Hay que insistir en ganar en primera vuelta. Petro, mucho cuidado, es muy duro y difícil lo que aún está por verse.