Personalmente no estoy a favor de la despenalización total del aborto porque las víctimas son criaturas indefensas con derecho a soñar, a reír, a vivir, como dice el vallenato de Binomio de Oro.
Además, esta no es la solución a los problemas de fondo, la alta tasa de embarazos no deseados y de embarazos en adolescentes, aunque comprendo que este permite que las mujeres aborten de forma más segura y que las mujeres de diferentes niveles económicos tengan igualdad de derechos, ya que las mujeres con más recursos pueden pagar un degrado y hasta pueden viajar a otro país a realizarlo, pero, ¿Por qué un gobierno tan conservador y católico como el colombiano llegó al extremo de despenalizar el aborto hasta el sexto mes de embarazo?
Mientras los políticos de izquierda y de centro cayeron en la trampa y salieron a festejar la decisión de la corte constitucional, los candidatos de partidos de derecha y hasta algunos liberales salieron a despertar la indignación y el rechazo de la población, organizaron marchas de abuelas rezanderas y empezaron a hacer campaña prometiendo que tumbarán la ley que permite el aborto legal.
Fue así que muchos seguidores de partidos de derecha y cristianos empezaron a estigmatizar a los candidatos de izquierda llamándolos abortistas y asesinos, aunque la legalización del aborto fue realizada bajo un gobierno de derecha.
Queda claro que la despenalización del aborto es una clara estrategia electoral coordinada desde los altos mandos del estado colombiano.
Ahora tumbar la ley que permite el aborto y la estigmatización de los candidatos proaborto es un caballito de batalla para los candidatos afines al régimen colombiano.
En un país de gente tan cristiana y conservadora, esta estrategia puede llegar a ser una jugada maestra, otra típica jugarreta de crear el problema para luego ofrecer la solución.