En Barranquilla cada vez que juega la selección hay una pequeña fiesta. Las calles se desbordan, hay un carnaval. Colombia tuvo una sequía de 28 años sin ir a un mundial. La sede de Bogotá, fría y con altura, jamás encontró las ventajas que necesita un fortín. Tuvimos que convertir un fortín el Metropolitano. Tres clasificaciones consecutivas en los años noventa y las dos que tuvimos en la década pasada para ir a Brasil y a Rusia así lo constatan.
Para esta eliminatoria la fiesta está montada desde hace rato. Incluso están vendidos los abonos para abarrotar sus gradas. Pero Néstor Lorenzo, el exitoso nuevo técnico nacional, está pensando en acabar con esa sede. Según sus declaraciones Barranquilla no ofrece las ventajas climáticas que podría tener otra sede. Al menos así será contra Venezuela, al respecto dijo:
: "En cuanto a los horarios de juego, se eligen... A Venezuela, por ejemplo, no se le va a sacar ventaja por el calor o la humedad. Se elige entrenar a horarios acordes, con mucha hidratación... Hay una razón histórica, otra logística, y de todas maneras están abiertos los cambios de sede. Lo que sea mejor para la Selección lo vamos a ir eligiendo paso a paso".
Esto sería un golpe durísimo para una ciudad cuyo máximo orgullo es ser la casa del equipo de todos. Ramón Jesurún, máximo jerarca de la Federación Colombiana de Fútbol, oriundo de curramba, aún no ha hablado al respecto pero la libertad que le ha dado al cuerpo técnico es absoluta así que difícilmente interferirá en la decisión que tome el técnico argentino.