Dicen que no hay puesto más desagradecido que el de ser portero. De eso debe saber mucho Rafael Dudamel. El venezolano fue el portero del Cali contra Palmeiras en esa final que los azucareros perdieron en Brasil. Si hubiera atajado un penal sería el ídolo máximo de la afición verde y blanca. Pero Dudamel igual le ha dado mucho al Cali, estrellas como jugador y como técnico, algo solo reservado a dioses del Olimpo como el Pecoso Castro.
Dudamel ganó con un equipazo la final al Tolima pero de ese super equipo tan sólo quedan escombros. Se fue Menose, Angulo, Valencia y Preciado, el goleador del torneo. Toda la columna vertebral. Con razón van últimos. Es como si la junta directiva del Cali hubiera dejado solo a Dudamel y, él, sin nada más que hacer, deba pensar en renunciar antes de conseguir su sueño mayor: salir campeón de la Libertadores con el Cali.
Con los equipos brasileros invirtiendo de a 200 millones de euros, y los argentinos bien armados, es bastante difícil que algún equipo colombiano pueda aspirar a pasar la fase de grupos. Definitivamente quedaron enterrados los años en los que siempre llegaba un equipo nacional a jugar semifinales.
Miremos los años que van de 1985 a 1996. América salió subcampeón 85,86 y 87, semifinalista en el 88, Nacional campeón del 89, semifinalista en el 90 y 91, América semifinalista 92,93, Junior semifinalista en 1994, Nacional y América subcampeón 95 y 96. Ahora llevamos cinco años sin pasar a octavos. Una desgracia. Una vergüenza.
Sin embargo los periodistas en Cali creen que todavía estamos en la época en la que los grandes carteles de la droga se metían la mano al dril y decidían invertir en jugadores de talla mundial. La guerra que le han hecho a Dudamel raya o en la ignorancia o en lo mala leche. Un poquito de las dos cosas.
Un técnico no cambia de la noche a la mañana de manera tan abrupta. Es mentiras eso. Lo que hay que ver es que Colombia es un país ya de tan tercer mundo futbolero que no puede permitirse, como las grandes potencias, reforzar a sus equipos para la Copa Libertadores. Algo altamente lamentable.
