James creyó que estaba preparado para esto. La mano de dura de doña Pilar lo aferraba a la tierra. Ella fue la que le enseñó a dormir la siesta, a acostarse a dormir temprano, a hacerse rico joven y jubilarse a los 32 años, a vivir como lo que era; como un príncipe agradecido con Dios.
En junio del 2010 se dio cuenta que su mamá tenía razón: tenía talento hasta para ser goleador de un mundial. James era mejor que el Pibe, que Litmanen, que Del Piero, que todos esos ídolos que había adorado. 22 años y la vida brillaba. Entonces apareció Florentino y lo compró para arrumarlo con los muñequitos que guardaba en el camerino del Real Madrid. Pagaron demasiado por su fichaje, decían, está sobrevalorado, aseguraba el hincha merengue. Bastó el clásico de noviembre del 2014 con el Barcelona para darse cuenta que James estaba hecho con el material del que están hechos los sueños. Hasta él mismo se sorprendió de verse convertido en un dios futbolístico. El crecimiento futbolístico de James en 2 años fue tan brusco que hasta a él mismo lo sorprendió. Él monstruo no se reconocía en el espejo. Doña Pilar Rubio, que es sabia, redobló la vigilancia: James no te comás el cuento, James por favor vos sabés que es mentira, y James la escuchaba, le tenía miedo y tuvo una primera temporada tan espectacular que ya nadie discutía el volquetado de dólares que había costado su pase y coqueteó con el balón de Oro y fue figura indiscutida del equipo del mundo y su gol contra Uruguay engrandecía el Premio Puskas y ni siquiera la mano férrea de Doña Pilar lo pudo asentar al suelo.
23 años y era tan hermoso y rico que nadie notaba su tartamudez, la ausencia absoluta de ideas, las consecuencias de estar toda una vida sin mayor ilusión que achicharrarse en una cancha de fútbol. La noche lo llamaba como a los vampiros. La noche lo abrazaba como una serpiente. Y empezó a traicionar su propio sueño, sus preceptos. Hay que ser una máquina como Messi para no sentir el vacío que genera un ascenso vertiginoso. El ejército de paparazis lo perseguía; una modelo rusa le dedicaba una sesión de fotografías bañándose en una piscina, Laura Acuña suspiraba por él y la revista People lo declaraba el hombre más sexy del mundo.
Y un día dijo si y apretó el acelerador y comió más de lo debido y entendió que podía hacer lo que se le diera la gana por que él era James Rodriguez. Nadie resiste al embrujo del Real Madrid y, como si fuera un hechicero, le hizo perder el rumbo y empezó a traicionarse y se relajó y llegó cinco días tarde y no se sacrificaba tanto, y entendió que es más difícil ganarse al Real Madrid que al mundo.
Ahora Doña Pilar ha vuelto a estar encima de él enderezándolo, recordándole que existe algo más importante que la plata y la fama y es la gloria deportiva,entrar a la historia del club más grande del mundo y está tan cerca de hacerlo, tan cerca que se está asustando