Nueva York vive una crisis sin precedentes en su historia moderna. Los 66.000 migrantes indocumentados a los cuales ha venido sosteniendo desde el año pasado, acabaron con todos los recursos y los fondos de emergencia, mientras a diario siguen llegando cientos de extranjeros de todo el mundo.
La situación ha generado una gran controversia y división entre los cinco condados de Nueva York y el resto del área metropolitana, incluyendo condados como Rockland, Orange y los de Long Island.
El lunes, testficando ante el Concejo de Nueva York, Mollify Wasow Park, comisionada de servicios sociales, informó que la ciudad ha agotado todos sus recursos y que crisis migratoria que vive Estados Unidos ha hecho tocar fondo a la Gran Manzana y ha puesto a todos los despachos y agencias municipales en crisis y se está volviendo muy difícil atender la demanda de servicios que generan los recién llegados.
“Nosotros realmente hemos agotado todos los recursos”, afirmó Wasow Parker, quien defendió la decisión del alcalde Adams de criticar abiertamente al gobernador de Texas, Greg Abbott por enviar a la ciudad a casi 70.000 personas sin hablar previamente con la administración municipal para planificar su llegada.
También comentó que otras ciudades y pueblos de Estados Unidos están enviando a los migrantes indocumentados a Nueva York, lo que agrava más la situación.
El alcalde Adams vs los demócratas
Esta semana expiró el Título 42, una ley impuesta por el presidente Trump para no permitir la entrada de indocumentados y poder expulsarlos de territorio estadounidense sin beneficio de corte.
Por tal motivo se espera un incremento de migrantes en la ciudad. Al mismo tiempo, los condados vecinos demandan a Nueva York por enviar a los indocumentados a los hoteles de categoría localizados en sus jurisdicciones. Tal es el caso de los condados de Orange y Rockland.
Desde el arribo de los primeros buses, la municipalidad no da abasto recibiendo a centenares de personas a las cuales por ser ciudad-refugio está obligada a proveerlos de todos los servicios sociales.
Por esa razón, esta semana, el alcalde Adams suspendió parte del derecho al albergue—es decir, llevarlos a vivir a algún lugar. En este momento, más de 37.000 migrantes recientes viven por cuenta del fisco municipal. Pero ya no hay dónde acomodarlos.
Y por si fuera poco, todos los llamados de Adams para que le incrementen los fondos han sido rechazados por La Casa Blanca, la gobernadora Kathy Hochul y la presidenta del Concejo de Nueva York, Adrienne Adams.
Todo lo anterior hizo que el alcalde Adams se fuera lanza en ristre contra aquellos que considera abandonaron a Nueva York.
Así fue el alcalde Adams abrió una polémica contra la administración Biden, la cual sólo autorizó $31 millones de dólares para Nueva York, la ciudad que responde por el mayor número de migrantes indocumentados.
Curiosamente, la capital del mundo, recibe menos dinero que San Diego, California y San Antonio, Texas, ciudades que sostienen a menos de la mitad de los indocumentados que Nueva York está manteniendo. La ciudad esperaba $1.7 billones de dólares.
“La Casa Blanca le dio la espalda a Nueva York, afirmó el alcalde Adams, explicando que los migrantes indocumentados le van a costar a los contribuyentes neoyorquinos tanto como $4.3 billones de dólares hasta julio de 2024.
El comentario hizo que gobernadora Hochul lo sacara esta semana de la lista de invitados de un cóctel que organizó junto a Nancy Pelosi, para recaudar fondos para la reelección de Biden. El mandatario no vino pero saludó a los concurrentes via Internet.
De acuerdo con la prensa especializada, al poporro político llegaron, entre otros, los senadores Chuck Schumer, Kirsten Gellibrand, Cory Booker, Amy Klobuchar, Elizabeth Warren, el congresista Hakeem Jeffries, Los gobernadores Phil Murphy, J.B Pritzber y Rox Cooper.
Todos contra Biden
Sin embargo, la pelea estelar es la que lleva a cabo el presidente Biden, en sus aspiraciones de reelección. De hecho, lucha con los demócratas de izquierda y de derecha, las demandas en corte y los brutales ataques de los republicanos.
El mandatario tiene en su contra a buena parte de su partido. En los suburbios, docenas de personas que votaron por él dicen estar en desacuerdo con su decisión “ de permitir la entrada indiscriminada de indocumentados”. Y no discuta porque lo insultan.
Los izquierdistas también están en su contra y le exigen que ordene dar los permisos de trabajo, sin indagar por los antecedentes judiciales.
Los republicanos alegan a voz en coro que “Biden abrió la frontera para impulsar esta invasión de indocumentados que va destruir la nación”.
Y todo indica que ese sería el lema de campaña, mientras los gobernadores republicanos emiten leyes anti inmigrantes absolutamente crueles, como las de Florida, dónde van a penalizar con cárcel a cualquier ciudadano que ayude a un indocumentado, así sea su hijo, madre o hermano.
Los brutales ataques anti inmigrantes están haciendo mella en los demócratas. En ciudades cómo Nueva York, Chicago y Portland, muy afectadas por la migración indocumentada, se escuchan fuertes críticas y rechazo a la política interior del gobierno.
Secuestros y horror en México
Según el informe de Human Rights Fist, en los últimos meses ha habido cerca de 13.500 ataques contra extranjeros en México.
“Este no es un país seguro”, afirmó frente a las cámaras de televisión, Yuri Hurtado, una colombiana de 26 años a quien le secuestraron a dos hermanas, dos sobrinos menores de edad y un cuñado.
Hurtado aseguró que le están pidiendo cuatro mil dólares para dejarlos libres o de lo contrario, “los van a matar para vender sus órganos”, comentó entre lágrimas.
En el mismo informe, los funcionarios mexicanos aceptan que en su territorio han sido secuestrados más de 2.000 extranjeros y en la mayoría de los casos se desconoce su paradero.
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