Justo cuando María Cecilia Botero se había rendido en el amor, había atravesado un divorcio enamorada y con mucha tusa, David Stivelberg le regaló su segundo cuento de hadas. Para ella, la inteligencia de un hombre primaba por encima de la diferencia de edad y el argentino fue la prueba de ello. Nació en Buenos Aires, hijo de un sastre y una secretaria de origen judío, se dedicó desde joven al arte, profesión que de inmediato lo conectó con la paisa 25 años menor que él.
Botero no llevaba ni un año de separada cuando apareció Stivel, quien para ese momento estaba casado con Virginia Vallejo pero de quien rápidamente se divorció y se dio una oportunidad con la actriz. En once años de casados la pareja, cuenta María Cecilia, solo tuvo una pelea al inicio de su relación y nunca se volvió a repetir. Matrimonio que acabó no por falta de amor, un cáncer de riñón le causó la muerte al escritor, productor y director al que solo le dieron 15 días de vida por tener metástasis en el sistema óseo, pero duró casi un año a su lado.
Ante el gran dolor y vacío que le dejó David, quedó el mejor regalo: Mateo, su único hijo que quedó huérfano de padre a los 8 años de edad. Y fue hasta tres años después de la muerte que María Cecilia encontró otra vez el amor en el economista Mauricio Reina, pero nunca como el que ni siquiera pudo gastar en su exesposo y que seguirá amando por le resto de su vida.
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