La tragedia que une a Maduro con Delcy y Jorge Rodríguez, los poderosos del régimen

La tragedia que une a Maduro con Delcy y Jorge Rodríguez, los poderosos del régimen

El padre Jorge Antonio Rodríguez era el jefe político de Maduro cuando murió a los 34 años víctima de las torturas de la policía política de Carlos Andrés Pérez

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abril 01, 2019
La tragedia que une a Maduro con Delcy y Jorge Rodríguez, los poderosos del régimen

Jorge tenía 10 años, Delcy apenas 7. Eran los tiempos del gobierno de Carlos Andrés Pérez y su papá Jorge Antonio Rodríguez pasaba los días detenido en una mazmorra en Caracas. El fundador de la Liga Socialista, el mismo partido marxista en el que se inició en la política Nicolás Maduro, pagaba con su libertad la radicalidad de sus ideas. Pero no solo con su libertad. La policía política del gobierno de Pérez era drástica con la oposición y más en este caso en el que estaba de por medio el secuestro del estadounidense William Frank Niehous, vicepresidente de Owens-Illinois. Rodríguez fue apresado frente al Colegio Miguel Antonio Caro en un operativo de búsqueda de los secuestradores pertenecientes a grupos de izquierda que habían convertido al norteamericano como objetivo militar señalado de ser agente de la CIA, y quien duró secuestrado tres años y cuatro meses. La presión de las torturas a que fue sometido el líder de la Liga Socialista le causaron su muerte en 1976. Tenía 34 años.  Desde entonces Rodríguez ha sido considerado un mártir de la izquierda y ahora un mártir del chavismo presente en la vida de Maduro y de los hermanos Rodríguez en quienes ha depositado su confianza y le ha trasladado todo el poder.

Delcy es la fiel escudera de Maduro, de él recibió una copia de la espada de Bolívar cuando dejó la Cancillería para postularse a la Constituyente. Porque bajo el ala de Maduro la abogada de la Universidad Central de Venezuela que vivió en París en donde hizo una especialización en derecho laboral, la profesora universitaria, vio despegar su carrera política de manera vertiginosa, después de un débil principio en el Despacho de la Presidencia de Hugo Chávez donde duró apenas seis meses.

Fue entonces Ministra de Comunicación e Información, y luego canciller. La primera mujer en este cargo en Venezuela. Allí re reveló que la amplia sonrisa en privado era la aguerrida capaz de mostrar los dientes en defensa del gobierno. Se ganó el apodo de “la canciller sin diplomacia”, pero sus partidarios la aclamaron, entonces, como “la canciller de la dignidad”. Las anécdotas pululan. Memorable es la sesión del Mercosur a la que asistió sin ser invitada en diciembre del 2016. “¡Si nos cierran la puerta, nos meteremos por la ventana!”, dijo tras violar el perímetro de seguridad de la XI Reunión Extraordinaria del Consejo del Mercado Común; cuando la membresía de Venezuela acababa de ser suspendida diez días antes.

Llegó a la Asamblea Nacional Constituyente que Maduro inventó para contrarrestar a la Asamblea Nacional donde es mayoritaria la oposición desde las elecciones del 2015. Cuando todos esperaban que Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela fuera el presidente, Nicolás Maduro impuso a Delcy Rodríguez, dándole un enorme poder en el órgano encargado de refundar la república con su nueva Constitución. Poder y cercanía que se ratificó el 14 de junio del 2018 cuando la designó vicepresidenta de la República en reemplazo de Tareck El Aissami.

Los discursos, las declaraciones de Delcy, siempre han hecho y hacen gala de un reconocido dogmatismo, incluyen ataques a la jerarquía eclesiástica y a la derecha burguesa y "fascista", y en ocasiones el verbo traspasa límites no acordes con su investidura. En la crisis actual ha salido al paso diciendo que no hay tal éxodo masivo de venezolanos, que la crisis humanitaria es un “falso positivo”, y a Juan Guaidó lo ha increpado con un “ven y ubícate del lado correcto de la historia”.

Los críticos señalan los lujos de que hacen gala los Rodríguez, no obstante su discurso de izquierda. A Delcy por vivir en Altamira, uno de los barrios más exclusivos de Caracas y a Jorge por sus viajes lujo como el alojamiento en el hotel Alfonso Reyes de Ciudad de México a 650 dólares por noche.

Jorge, de 52 años, nacido en Barquisimeto, médico siquiatra, fue vicepresidente en el gobierno de Hugo Chávez, y tuvo un rol muy importante desde el 3 de enero de 2008, en la conformación del partido de gobierno que unió a los de la izquierda en el Partido Socialista Unido de Venezuela. Ha sido alcalde de Caracas de 2008 al 2017, electo y luego reelecto por los ciudadanos del Municipio Libertador.

Además de la política, se inclina por la literatura y la poesía. Su obra “Dime cuántos ríos son hechos de tus lágrimas, ganó el primer premio del Concurso de Relatos del diario El Nacional en 1998, y su imagen no es ajena a los televidentes en Telesur como conductor del programa de entrevistas “Latitud América”, y “La Política en el Diván” de los jueves en Venezolana de Televisión VTV.

Antes de que la crisis actual tomara las proporciones que tiene, Jorge y Delcy Rodríguez, por encargo de Maduro, trataron de tender puentes con la oposición. Los dos fueron siete veces a la cárcel de Ramo Verde para conversar con Leopoldo López. Y ella fue protagonista en la reunión de Caracas con el expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero para intentar una salida al conflicto a través del diálogo.

En apoyo del gobierno y desde el Ministerio de Comunicación e Información que hoy ocupa, Jorge ha hilvanado frases sobre una Venezuela donde “se respeta” la libertad de expresión, existe una baja mortalidad infantil y la diáspora es solo una exageración de la oposición. Así lo expresó en la gira que hace un año realizó por Europa donde señaló que "hay una guerra mediática, psicológica, casi que de linchamiento en contra de Venezuela". En esa “guerra”, Delcy, desde la vicepresidencia, se mantiene hoy como la dama de hierro de Nicolás Maduro, blandiendo los mandobles con la copia de la espada de El Libertador. Tal es la confianza de Maduro con Jorge Rodríguez que últimamente le ha delegado el manejo de la crisis más dura que afronta su gobierno: el apagón.

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