A las tres de la mañana los habitantes de las veredas aledañas al municipio de Salgar escucharon un ruido sordo. Al principio creyeron que era una bomba, pero al ver el barro que bajaba de la montaña, constataron que era una avalancha. Había ocurrido lo que desde hacía semanas predijeron: debido a las continuas lluvias, la quebrada La Liboriana se había desbordado.
Doce horas después de la avalancha una placa de barro ha cubierto medio centenar de casas. Hasta el momento se han rescatado del lodo 57 cuerpos y se calcula que hay 166 personas desaparecidas. De cinco familias enteras no se sabe nada de ella. Son 37 los heridos que hasta ahora se han reportado. Los menos graves son atendidos en el centro de salud del municipio, los que se encuentran en estado crítico los han trasladado a Medellín.
Las condiciones en los que han quedado los habitantes del lugar que han sobrevivido son penosas. No hay en el sitio agua potable y se han trasladado 25 carrotanques con el preciado líquido para calmar la sed de los sobrevivientes. El presidente ha viajado hasta la zona para intentar encontrar una solución a las suplicas de los 333 damnificados entre los que se encuentran 116 menores de edad.