El anuncio del Ejército de Liberación Nacional –ELN- de iniciar conversaciones con el Estado colombiano para la finalización del conflicto, es una noticia que se estaba esperando en todo el país, pero especialmente en Arauca, dónde el ELN cuenta con su frente histórico más fuerte en presencia militar, pero más aún fuerte en materia económica y política, el Domingo Laín Saenz.
Vale la pena resaltar que el ELN en Arauca cuenta con una participación del 70% de las acciones bélicas contra estructuras económicas protegidas por el Estado colombiano como lo es la industria petrolera, al igual que los ataques a unidades militares y policivas que hacen presencia en el departamento. El Frente Domingo Laín, ha sido motor generador y canalizador de la violencia inmersa dentro del conflicto interno armado durante los últimos 35 años en el departamento, en cuyo largo historial de crímenes encontramos los asesinatos a miembros de la iglesia católica como Monseñor Jesús Emilio Jaramillo y los sacerdotes Rubín Rodríguez y Saulo Hernández, comerciantes, líderes políticos como José Gregorio González Cisneros “Goyo” exalcalde de Arauca, Onofre Hernández Benítez, John Byron Nieto, periodistas como Henry Rojas Monje, y habitantes de todo el departamento, en los diferentes municipios, vidas valiosas para toda una comunidad.
El ELN ha sido lejos de los cuestionamientos de sectores opositores a la salida negociada del conflicto, que los reduce a una “mafia local”, ha sido una guerrilla que se ha caracterizado en América Latina, de tomar los canales legales para poner bajo su representación gobernadores, alcaldes, diputados y concejales en el departamento, para tener un control total desde una idea de poder cooptar al Estado de forma total, sin desgastar su operatividad en la consecución de recursos para su existencia como organización política armada, evitando notoriamente depender exclusivamente de extorsiones, secuestros y narcotráfico, tomando los recursos del Estado a través de contrataciones Estatales a través de una compleja red que permea al Estado y aprovecha toda su operatividad para su funcionalidad en el Departamento.
Este gran paso que da el ELN, no es más que una formalidad en reducir notoriamente su actividades bélicas, ya que si bien para ellos es una herramienta válida para obtener ciertas ventajas en temas de impacto y manejo de asuntos en el departamento, ha sido un arma de doble filo y en muchas ocasiones genera controversias dentro de la misma comunidad base de la cual se apoya para su prevalencia como organización armada con corte socio-político. El Frente Domingo Laín, es actualmente un complejo de poder, social, político y económico, que para los araucanos representa un Estado dentro del Estado, que tiene funciones que van desde dirimir conflictos hasta de poder dirimir en los choques de intereses políticos en todos los partidos políticos del espectro nacional, no hay espacio donde los intereses del ELN o como lo llaman los habitantes del departamento la “Organización” no pueda estar presente.
Con un eventual diálogo, los mayores beneficiado son los habitantes del departamento, que quizás tendrán menos temores frente al uso de las armas y todo lo que socialmente ha implicado, ya que como podemos ver, en 35 años es mucha la influencia que esta organización ha podido tener en los habitantes, uno de ellos el miedo de vivir quizás sin su presencia como la conocemos hoy día. Quizás los temores se reduzcan dentro de las percepciones del común denominados acerca del tema seguridad, pero crecerán los temores acerca del futuro de una clase política que fue formada por ellos y que hoy hace parte del sistema político colombiano, y en todos los niveles de poder en el Estado colombiano, quizás los políticos araucanos sean los primeros en promover el diálogo para poder no tener que rendirle cuentas a nadie, pero también debe estar presente que en un marco de justicia transicional muchos de ellos serán responsabilizados por muchas acciones que se hicieron de forma inescrupulosas solo por mantener el poder, algunas de ellas atentar contra la vida de sus coterráneos.
Pero los araucanos celebran a buena medida que la guerrilla más fuerte en el departamento, la que tiene mayor poder, político, económico y armado, pueda llegar a hablar de fin de sus hostilidades, quizás como un regalo de aniversario de bodas de oro para sus habitantes, y tener una nueva Arauca, una nueva Colombia.
