La tragedia del domingo 18 de mayo en el municipio de Fundación, Magdalena evidencia la falta de control y seguimiento sobre las medidas de tránsito que deben acatar los diferentes conductores.
En el municipio de Fundación con una población que ronda los 65 mil habitantes no se cumplen las más mínimas normas de tránsito, muestra de ello es el transitar de motociclistas sin casco y motocarros que es el transporte público de la población andan sin control por el municipio, qué se puede espera para vehículos que como el de la tragedia se movilizaban con 43 niños teniendo cupo solo para 27 personas. A lo anterior le podemos sumar que los menores se transportaban sin la compañía de adultos, el vehículo no poseía extintores y su puerta trasera o de emergencia estaba sellada. ¿Cómo se moviliza un vehículo en esas condiciones sin intervención de las autoridades de tránsito? ¿Cómo se supervisa a través de la Dirección de Tránsito municipal el rodamiento de vehículos por el municipio siendo éste el tercero del departamento en lo que respecta a población?
Una falla en la administración de la alcaldesa Luz Estella Durán Manjarrez y de su director del tránsito municipal, Jorge Domínguez Blanco por no realizar las labores y control de los automotores que se transportan por el municipio y que son una amenaza constante para los habitantes teniendo en cuenta que dichas tragedia ocurren por la falta de inspección e intervención del gobierno municipal y departamental.
El bus: no tenía SOAT, revisión tecnomecánica vigente, transportaba -al parecer- ilegalmente pimpinas con gasolina y presentaba sobrecupo. Toda una bomba de tiempo que explotó con la complacencia de autoridades y del personal de la iglesia Pentecostal Unida de Colombia con sede en este municipio que contrata irresponsablemente un transporte sin la revisión y más aún con fallas que el automotor venía presentando, por algo la Fiscalía imputará cargos como el presunto delito de homicidio agravado y lesiones personales al conductor del bus, Jaime Gutiérrez Ospino de 56 años y Manuel Ibarra miembro de la iglesia Pentecostal.
El automotor presentaba una fuga de combustible en el carburador y venía siendo contratado por la iglesia para transportar a los niños cada semana, una muestra de que los accidentes no ocurren por casualidad sino por falta de previsión y prevención.
El bus afiliado a la empresa Coficonortin Ltda., con placa UVS 556 de Barranquilla, ¿cómo puede estar afiliado a una empresa y no tener SOAT ni revisión tecnicomecánica? ¿Desde cuándo este bus no estaría realizando viajes irresponsablemente y de complicidad de las autoridades de policía y municipales? ¿Cómo les responden a los familiares de los menores por una tragedia que según directivas de la empresa justificará en manos del conductor y no en los seguimientos que la misma debe hacer a sus afiliados? ¿Y qué autoridad supervisa esta clase de empresas en municipios que como Fundación es muestra de que falla la autoridad?
El fuego se inició cuando el conductor cambió el sistema de combustible del vehículo de gas a gasolina. El bus no tenía salidas de emergencia y la puerta trasera estaba sellada. La trampa estaba hecha en este vehículo de uso público que acabó con los sueños y la inocencia de 32 niños que regresaban a sus casas tras participar en un culto religioso, donde tal vez no habrá respuesta divina que justifique la irresponsabilidad y la omisión, en una culpa que ninguno asume.
Por otra parte los medios de comunicación impresos de la región mostraron su lado de la noticia, el amarillismo perverso y fatídico para vender el dolor y la tragedia ajena sin hacerle tratamiento a las fotos, que al igual que los internautas de las redes sociales se saciaron con videos y fotos para figurar hiriendo susceptibilidades pero en el fondo mostrando el lado que más les gusta, la complacencia con el dolor ajeno.