Coninsa Ramón H Londoño nació de la unión de dos empresas paisas a finales del siglo pasado, en 1999, Coninsa y Ramon H. empresas familiares cuyos descendientes de las cuatro familias fundadoras de estas dos empresas siguen siendo las dueñas: Hoyos, Londoño, Jaramillo y García.
Coninsa fue la primera en fundarse, en 1972, cuando dos socios, Óscar Hoyos Posada y Luis Alfonso García, decidieron en un local en la Avenida Las Vegas de Medellín crear una empresa para dedicarse a la construcción y el diseño arquitectónico, un año después, invitaron a participar a Juan Fernando Jaramillo.
Tres años después, el mismo Óscar Hoyos Posada en conjunto con su amigo Óscar Londoño Restrepo le dieron vida a Ramón H. una empresa que se dedicó a los negocios de finca raíz y a la representación en Colombia de una empresa norteamericana productora de maquinarias. El nombre de la empresa se le debe a Ramón Hernán Londoño Posada, padre de Óscar Londoño, un paisa emprendedor y audaz, experto vendedor de cuanta cosa se le ocurriera. Comenzó con píldoras para el estreñimiento y manteca de oso para las aporreaduras, experto en bienes raíces, creador de la primera asociación de corredores que dio origen a la bolsa colombiana y pionero en la fabricación de detergentes.
Óscar Hoyos Posada inició en el el gremio de la construcción cuando tenía 23 años, cuando aún era estudiante en la Escuela de Minas y se volvió contratista. De familia de ingenieros, tomo la decisión de renunciar a un cargo oficial para dedicarse a trabajar de forma independiente. Sesenta y cinco años después, en 2017 fue condecorado con Escudo de Antioquia por el entonces Gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez por su ejercicio profesional frente de Coninsa-Ramón H.
Los hijos de los dos fundadores han sido también presidentes de la organización. Primero fue Juan Guillermo Londoño, hijo de Óscar Londoño, quién por cerca de 30 años fue su presidente, cargo al que renunció en 2006 para sumir la presidencia de Colinversiones, que pasaría a llamarse Celsia. Lo reemplazó el hijo de Óscar Hoyos, Juan Felipe Hoyos Mejía, quién es su actual presidente desde 2007, pero que lleva cerca de 40 años en la empresa. Allí hizo toda una carrera, pues, como él mismo recuerda, fue desde ayudante, residente de obra e ingeniero.
Juan Felipe Hoyos Mejía podría ser el último de los presidentes de Coninsa Ramón H. que proviene de alguno de los cuatro grupos familiares que son dueños de la compañía. Dejar por fuera a los parientes, fue una decisión estratégica que se adoptó la empresa hace más de 20 años. Como resultado, de los más de 1.800 colaboradores que tienen hoy, apenas cuatro están ligados al árbol genealógico de los fundadores y de los 10 miembros de la Junta Directiva, seis son independientes.
En la actualidad tiene cuatro frentes de trabajo: diseños arquitectónicos e integrales, desarrollos inmobiliarios, construcción pública y privada y arrendamientos. Entre los proyectos más importantes de la compañía se cuentan los diseños arquitectónicos de la Nueva Villa de Aburrá, la ampliación del estadio Atanasio Girardot, la construcción de la Terminal de Transportes del Norte en Medellín, el edificio de EPM, el edificio de la Cámara de Comercio de Bogotá y el Cubo de Colsubsidio en Bogotá.
No era la primera vez que Coninsa - Ramon H. trabajaba un proyecto de EPM, en Consorcio con Conconcreto y Camargo Correa, ya lo había hecho en construcción de la central hidroeléctrica Porce III (Nordeste Antioqueño) mediante el Consorcio CCC Porce III, que entró en operación en 2011 y cuyos sobrecostos pasaron de USD 550 millones de presupuesto inicial a USD 1.330 millones. También, junto con Camargo Correa ejecuto para EPM las obras civiles exteriores de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de San Fernando en el municipio de Itagui, Valle de Aburra.
El esfuerzo de años de construcción de esa empresa familiar puede verse seriamente golpeado por las dificultades en la construcción de la central eléctrica de Hidroituango. Aunque es el socio menor del Consorcio CCC Ituango con un 10% está igualmente cubierto por la demanda de $ 9.9 billones interpuesta por parte de Empresas Públicas de Medellín.
La millonaria demanda, que fue ratificada por la nueva Junta Directiva de EPM en su primera sesión arranca por un proceso de conciliación cuya duración de tres meses podrá ir hasta el 10 de noviembre. Dado el caso que fracase la conciliación, la jurisdicción de lo contencioso administrativo, en cabeza del Consejo de Estado, será quien dirima la controversia económica entre EPM y el consorcio.