Para hacer la torre de 250 metros de alto Donald Trump mandó a demoler, en 1980, la tienda Bonwit Teller, uno de los edificios más bonitos de Manhattan. Los newyorkinos no sólo estaban preocupados por el destino de la construcción sino por las diosas semidesnudas de caliza art deco que adornaban la entrada de la tienda y que el magnate se comprometió a donarlas al Museo Metropolitana de Arte pero que al final, con la excusa de que salía muy costoso su traslado, terminó destruyéndolas. La verja decorativa de la tienda, una obra de arte que deslumbraba a todos los que pasaban en el 725 de la Quinta Avenida, iba a ser trasladada a un almacén en Nueva Jersey pero al final desapareció. El propio arquitecto que construyó la torre, Der Scutt, entraba en largas discusiones con el ahora Presidente de los Estados Unidos pero poco podía hacer ante la decisión del magnate de volcarse hacia el granito y el hormigón, los monolitos imponentes y su desprecio hacia lo tradicional y lo clásico. Una torre monumental que costó, según Forbes, 318 millones de dólares y en donde trabajaron en su construcción doscientos polacos que no tenían sus papeles de residencia en regla. La torre tiene un aspecto tan poderoso que fue usado por el director Cristopher Nolan para que sirviera como el lugar donde funcionaban las Empresas de Bruce Wyne en la última entrega de la película Batman.
En el piso 66 Donald Trump estableció su vivienda principal: un apartamento triplex con paredes y puertas doradas, molduras en polvo de oroy regaderas de cristal. En la sala, sobre la chimenea principal, hay una estatua de mármol blanca de apolo, jarrones griegos de estilo ateniense y una estatua de Eros Psyche. A diferencia de otros magnates coleccionistas, como el zar de la prensa en la década del 30, William R. Hearst todas las obras de arte que hay en el apartamento principal de la torre son replicas, incluso hasta La loge, el Renoir que adorna una de las paredes del estudio de Melania Trump
Por decisión de su esposo la primera dama no se trasladará a la Casa Blanca este año sino se quedará en el último piso de la torre mientras su hijo Barron termina su colegio. Allí estará esta eslovena de 46 años entre las tazas y las vasijas doradasde su sala desayuno, el libro de 15 mil dólares firmados por Muhammad Alí, viendo por sus enormes ventanales las montañas de arena, los dos mil policías que bloquean las calles 56 y 57 de Manhattan y, sobre todo, las continuas protestas de los new yorkinos que no votaron por él y que temen que, a partir de este 20 de enero, empiece uno de los periodos más oscuros de los Estados Unidos de América.