Se acabó la fiesta de las comodities en América Latina y en otras partes del mundo. China y Estados Unidos, principalmente, no van a seguir demandando más petróleo ni otras materias primas, en parte porque las necesitan pero también porque han buscado vías alternativas para suplirlas. La Eurozona, además, si exceptuamos a las endebles economías de Europa del Este, no despega y se espera que en el año 2015 el crecimiento sea negativo o que crezca muy poco, casi por debajo del 1-2%.
Luego está Rusia, cada vez más debilitada por las sanciones que le han impuesto las principales potencias occidentales lideradas por los Estados Unidos, en donde a la caída del precio del petróleo y de las materias primas en general -principales sustentos de la economía rusa- se le viene a unir ahora la depreciación sin red del rublo, la salida de capitales hacia el exterior y una parálisis sin precedentes en la llegada de inversiones extranjeras. Además, no tiene un tejido industrial de tal nombre y su productividad es casi nula.
Es muy poco probable que este año el presidente ruso, Vladimir Putin, se muestre razonable e intente llegar a algún acuerdo con Ucrania, toda vez que su legitimidad política es en clave nacionalista y no democrática. El actual ejecutivo ruso desdeña los valores democráticos, los Derechos Humanos y no se caracteriza por ser un gobierno respetuoso con sus vecinos; siente una suerte de nostalgia imperial y vive todavía bajo el influjo de lo que se llama la doctrina de la soberanía limitada, o más conocida popularmente como “doctrina Brezhnev” con la cual el gobernante soviético de ese nombre intentó justificar la invasión militar de su país a Checoslovaquia en 1968.
Negras perspectivas para Turquía, Argelia y Venezuela
Pero también en Turquía pinta un escenario oscuro. El presidente de este país, el autoritario Recep Tayyip Erdogan, se va pareciendo cada día que pasa más su admirado Putin. Persigue a los opositores, detiene a los periodistas críticos y se muestra intransigente ante cualquier crítica, pero sobre todo si viene del exterior. Tuvo éxito económico en los primeros años, pero ahora los tozudos hechos se imponen y, según el diario The Financial Times, Turquía ahora necesita más 200.000 millones de financiamiento externo al año, más de una cuarta parte de su producto interno bruto, para mantener su alto nivel de crecimiento. A partir de ahora, cuando se percibe un mayor alejamiento entre Ankara y la Unión Europea (UE), es más que seguro que el dinero ruso, europeo y árabe llegará en menor medida a este país, debido a la falta de confianza y por la ya aludida baja del petróleo. Por ahora, la lira turca, como el rublo, está en caída libre frente al dólar y se han depreciado ambas notablemente este año.
El escenario global será muy adverso también para los países emergentes y para aquellos que han hecho de las materias primas su principal fuente de divisas a la hora de exportar, como serán los casos de Venezuela, Argelia y seguramente otros países productores de petróleo miembros o no de la OPEP. Mención aparte merecen los casos de Argentina y Brasil, cuyas economías ya no crecen como en décadas pasadas y que incluso muestran una tendencia clara al estancamiento. Los casos de Chile, Perú, Panamá, Nicaragua y Bolivia son bien distintos, pues todos los organismos internacionales, como el FMI y la Cepal, señalan que seguirán creciendo y liderando a la región en términos económicos. Parece que vamos camino en América Latina de un crecimiento a varias velocidades y donde los enfermos crónicos, como los casos de Cuba y Venezuela, seguirán sin tener ningún protagonismo en el desarrollo regional y en los flujos económicos.
En lo que se refiere a Europa, hay que apuntar a que el crecimiento sigue siendo muy endeble, los mercados bursátiles muy volátiles, el euro se sigue depreciando frente al dólar y la situación es muy crítica en los países del sur, entre los que destacan por sus graves coyunturas Portugal, Grecia y en cierta medida España. Pero tampoco pintan las cosas mejor en Italia, cuya economía ha entrado en recesión por tercera vez desde el año 2008 y cuyo crecimiento previsto para el 2015 se sitúa, según el gobierno, en un -1%. De agravarse la crisis de Italia y de retrasarse en las necesarias reformas estructurales que el país necesita y la UE le exige, nos encontraríamos ante un escenario especialmente delicado y que podría arrastrar a toda Europa a una situación impredecible. Italia es la tercera economía del continente, y al igual que sucede con España, un "rescate" al estilo del griego y portugués sería una catástrofe para todos. La fragilidad de la economía europea, junto con nuevas e inesperadas crisis, quizá en Eslovenia o Chipre, seguirá siendo una constante en el 2015.
Asia sigue creciendo, estados unidos se recupera lentamente
El crecimiento económico mayor en el mundo, si consigue que estas "turbulencias" que nos amenazan no le afecten, se sigue situando en Asia. China y la India seguirán liderando las listas de crecimiento mundial, en los dos casos superando el 5% y liderando en esa región el comercio y el desarrollo económico. Japón, desgraciadamente, sigue estancada y no se esperan grandes cambios para el próximo año, aunque los expertos señalan que habrá una tenue recuperación del consumo y el crecimiento seguirá sin mostrar cifras muy halagüeñas pero no tan negativas.
Esa dinámica de crecimiento que impulsan China e India también se extiende al resto de sus vecinos, como Vietnam, Tailandia, Corea del Sur, Birmania y Camboya, que cada dia tienen una mayor tendencia a la integración regional y que se caracterizan por un dinamismo que no se da en otras partes del planeta. Es más que evidente que los centros de decisión económica se están desplazando del mundo desarrollado occidental hacia Asia, cuyos indicadores son cada vez más positivos y competitivos en todos los ámbitos.
Finalmente, Estados Unidos, nuevamente, parece alejarse de los más negros pronósticos que había con respecto a su economía y muestra a las claras señales muy positivas, como la recuperación en los precios de la vivienda y la caída del desempleo, indicadores muy parecidos también a los del Reino Unido, que acertó al no entrar en el euro -el gran responsable de la postración que muestra la UE y de las crisis habidas en estos años- y que parece alejarse claramente de la tendencia negativa de la Eurozona. En cualquier caso, como ha ocurrido en el 2014, puede que aparezcan sorpresas y factores de inestabilidad que alimenten la actual tormenta financiera que vivimos; las elecciones de Grecia, la imparable caída del petróleo y los conflictos de Siria, Afganistán y Ucrania añadirán nuevos elementos para la incertidumbre económica y la volatilidad creciente en los mercados. Atentos al 2015