Poderosos Joyeros de Alemania, Estados Unidos y Colombia están reunidos en el Hotel Gran Hyatt de Bogotá a negociar las valiosas gemas de las minas de Coscuez en Boyacá. Los reunió Dev Shetty, el CEO de Fura Gems, una empresa de Dubái y la firma subastadora inglesa Bonas, con 150 años de experiencia. Se trata de lotes con valiosísimas esmeraldas que en su conjunto suman 114.000 quilates (unos 23 kilogramos) de esmeraldas, otros tantas fueran subastadas hace dos semanas en Dubái.
Todas vienen de la famosa mina de Coscuez, en el municipio boyacense de San Pablo de Borbur que ha sido explotada desde tiempos de la Colonia, y que en las décadas de 1970 y 1980 fue uno de los centros del combate sangriento entre Gerardo Molina, Víctor Carranza y Gonzalo Rodríguez Gacha por el control de la minas de Boyacá que se recuerda como las “guerras verdes”.
Hace cuatro años, en el 2018, llegó a Coscuez la multinacional Fura Gems, con sede en Dubái y especializada en la producción de piedras preciosas. Su CEO para Colombia, Dev Shetty, trajo su experiencia de una década en la explotación de esmeraldas, rubíes y zafiros en África y Australia que aplicó en el occidente de Boyacá con el propósito de ir modernizando y formalizando la extracción de las valiosas gemas.
Shetty conocía desde 2012 las zonas mineras de Muzo, Pauna, San Pablo de Borbur y Almeida, unas valiosas tierras con formaciones de piedras precisas desde hace quinientos años. Aunque Zambia en el África es el mayor productor en volumen, las esmeraldas colombianas son las más valiosas del mundo por su calidad.
Fura Gems busca evitar que ocurra con los compradores de gemas lo que Shetty vivió en Zambia. La primera vez que compró esmeraldas africanas, tuvo que negociar debajo de un árbol con mineros artesanales que le vendieron una bolsa llena de piedras, sin importar su calidad. Un riesgo que también podía correr con la minería informal colombiana que se ha explotado de manera artesanal en los parques de Muzo, Chiquinquirá y que se venden al ojo en la Avenida Jiménez de Bogotá.
De allí la importancia del paso que quiso dar en representación de Fura Gems con la subasta en el hotel Gran Hyatt de Bogotá. que realiza Fura Gems en Bogotá, el único camino para darle transparencia y legalidad a la minería de esmeraldas en el país. La obsesión de Shetty es quitarle el manto de ilegalidad, estigmatización y borrar la huella de violencia que dejaron los tiempos de Carranza y la Guerra Verde. Se busca además replicar los modelos de explotación de gemas en el resto del mundo.
La empresa logró el apoyo de Bonas, una firma subastadora inglesa con 150 años de experiencia en el mercado de diamantes, para asesorar un esquema de calificación estandarizado. Este se compone de tres líneas de evaluación: el color, la claridad y el tamaño de la gema. Aquellas grandes, de color verde intenso y con muy pocas imperfecciones son más valiosas.
Los árabes de Fura Gems han modernizado la explotación, los mineros artesanales han perdido trabajo y se viven insatisfechos.
El trabajo formal que han venido desarrollando los árabes en estos años ha significado una transformación en las 46 hectáreas del campo de Coscuez. La montaña que antes era taladrada de manera casi aleatoria por los guaqueros ha sido transformada para una explotación tecnificada, con retroexcavadoras y taladros mecánicos reemplazando los picos y palas. También se hace un tratamiento especial a las miles de toneladas de mineral residual o “colas” que salen de las galerías mineras.
También se ha buscado evitar que la minería artesanal provoque riesgos de salud y seguridad como derrumbes. Las galerías han sido protegidas con excavaciones en taludes más equilibrados, y los mineros son constantemente capacitados en manejo de herramientas y explosivos. Los mineros y campesinos raizales han hecho manifestaciones alzando su voz de protestas por la pérdida de oportunidades de trabajo y de ingresos, así los árabes intenten compensar los problemas sociales de la comunidad de San Pablo de Borbur con programas de asistencia y mejoras en vías, salud y educación. Durante la pandemia, más de 6000 habitantes de la región fueron beneficiados con alimento, y no se le suspendió el sueldo a ninguno de los 450 empleados durante los 6 meses de cierre de la mina.
Las protestas en Coscuez para ayudas fueron pacíficas, cosa que no ocurrió en los vecinos municipios de Muzo y Maripí, donde hubo serios enfrentamientos con la Policía.
Las esmeraldas que vende Fura Gems son piedras preciosas en bruto. No han sido talladas o cortadas, por lo que de los 114.000 quilates que se subastan solo saldrán unos 50.000 quilates tras los cortes y tallaje. Parece mucho, pero toda la producción de la subasta realizada tanto en Bogotá como en Dubái podría ser comprada por una sola tienda china.
Justamente en Asia están los principales compradores de esmeraldas colombianas en la actualidad. Mientras los guaqueros venden entre sí por unidad, las piedras preciosas de Fura Gems serán vendidas en lotes a grandes cortadores y grupos de joyeros. En Dubái se reunieron clientes de Hong Kong, China, India y los Emiratos Árabes.
En Colombia la gran mayoría son joyeros y cortadores colombianos, pero también hay clientes norteamericanos y alemanes.
Todos estos clientes entran a una plataforma digital suministrada por Bonas, para presentar de manera silenciosa sus valores y esperar ganar uno de los 34 lotes suministrados. Por esto no hay una expectativa de cuánto puede recaudar esta subasta, pero una gema de máxima calidad puede llegar a costar hasta USD 40000 ($ 130 millones ) por quilate.
En varias salas los compradores revisan estas gemas, buscando la piedra perfecta para sus anillos o el engaste en una pulsera. Sacar de la informalidad a centenares de mineros ha sido una propuesta difícil, pero esto mismo ha hecho que los miembros de la comunidad prefieran la seguridad de un salario formal y una capacitación a la lotería de tratar de “enguacarse”, aunque la solución laboral se queda corta frente a las necesidades de la región, y el tema social sigue siendo fuente de preocupación ya que aún no se logra compensar con nuevas oportunidades de ingresos. De allí que las manifestaciones de protesta y los reclamos sigan siendo una variable de tensión en el Occidente de Boyacá.