En días pasados, en este medio se publicó "La tierra entre indígenas y campesinos". Ahí se expusieron ciertos elementos de tipo histórico que muestran por qué los indígenas y campesinos viven en medio de un conflicto – estructurante por la tierra, también se habló sobre la concepción sobre el territorio. Ahora, intentaremos avizorar otros aspectos fundamentales para conocer una esfera de esta misma problemática:
- Los intentos fallidos por construir una reforma agraria incluyente, colectiva y profunda, que logre poner en discusión puntos como: la productividad de la tierra, la distribución equitativa, el uso de los territorios entre otros. Bien lo podemos recordar en el gobierno de López Pumarejo (1934 - 1938,) con su programa de la Revolución en Marcha, que buscaba modernizar el campo y las instituciones dedicadas a los asuntos agrarios. Esta, paradójicamente, generaría mayor división entre los liberales y conservadores, en particular las clases sociales más oprimidas de la nación, esas que en medio de este proyecto político no tenían un espacio de participación establecido.
- La tardía gestión de los gobiernos frente a la complejidad de la tierra. Al no tener un proyecto político orientado a subsanar el déficit que había dejado esta parte de la historia del país, se puede apreciar que la visión de un acuerdo agrario que logre transitar hacia la desconcentración de los baldíos, campos y parcelas es cada vez una utopía posible de realizar pero que carece de voluntad política por materializarse.
- La incapacidad política de observar este fenómeno de forma compleja, bien podemos detallarlo en el actual proyecto de “acuerdo agrario y transición hacia la paz en el mundo rural”, que muestra en su ejecución paulatina intereses políticos frente a dos temáticas. La primera, el ordenamiento social de la propiedad, es decir como a través de los planes de desarrollo territorial se podrá construir consensos locales que permitirían resolver el limbo jurídico en los territorios. La segunda, que ha sido descrita por el profesor Alejandro Reyes Posada, “la solución de los distintos casos jurídicos frente a la propiedad de la tierra, que conocerán los jueces agrarios”, que simboliza la coherencia conceptual del proyecto de ley “ bien estructurado”. Ahora esperemos su marco de aplicabilidad en las distintas regiones. Véase: http://www.elespectador.com/opinion/la-reforma-al-regimen-de-tierras-columna-690422
Es necesario mencionar que los puntos centrales que se lograron acordar en la reformulación del acuerdo de paz muestran claramente que en materia de la tierra los cambios no son de naturaleza estructural, sino de carácter progresivo. Es decir, la clásica disputa sobre la propiedad de la tierra, que fue el pilar de lucha política por parte de los dirigentes de la guerrilla de la Farc- ep en sus orígenes, asumió una perspectiva de índole reformista expresado los intereses de este sector político. Todavía existen aspectos fundamentales, las tierras situadas en las poblaciones étnicas y la reparación simbólica de los territorios que fueron víctimas del conflicto armado. Un segmento que combinado con la cultura muestra cómo están dejando a un lado a los indígenas, afrodescendientes y en una esquina más estrecha a pequeños campesinos.
En efecto, los intereses políticos de partidos hegemónicos como el conservador y el liberal, sumándole a esto las otras facciones como las que representa el Centro Democrático, Cambio Radical, entre otros, están mostrando su diferencia y puja por lograr una controversia política que establezca impedimentos de tipo jurídico, social e internacional sobre la aplicabilidad de este punto firmado en el acuerdo, sin dejar a un lado sus intereses políticos en el campo presidencial para el año 2018.
En últimas, lo problemático del asunto es que en regiones como el Tolima y el Cauca persiste una lucha entre campesinos e indígenas por generar mecanismos legales, figuras procedimentales y espacios constituidos en función de establecer la propiedad sobre la tierra y la apropiación del territorio. Mientras que por otra parte, fuertes sectores conservan los grandes latifundios que se han expandido de forma progresiva según el Ministerio de Agricultura, lo que todavía sigue siendo un elemento causante de conflictos profundos entre estos grupos sociales que en medio del proceso de paz.
Post-scriptum
1) Mi mayor sentido pésame frente a la muerte de Sarita la niña de 3 años en Armero Guayabal (Tolima). Es una lástima que sigamos viviendo los feminicidios contra la mujeres en todas su edades, un golpe a una mujer se traduce en un vacío para la democracia de un país.
2) Una valerosa y razonable decisión tomó el Gobierno Venezolano frente a su iniciativa de retirase de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Cada vez se demuestra quién pone la batuta en este organismo colonial, sin dejar a un lado la posición de la cancillería colombiana más arrodillada para donde más. Es necesario que la sociedad venezolana logre superar su dependencia del petróleo, y de un paso a otras oportunidades. Es un reto por descongestionar un escenario tan politizado.
3) A la memoria de un gran MAESTRO, con mayúscula, en materia de periodismo, “Miguel Ángel Bastenier”, en Colombia, que elocuentemente señalaba “ la mejor manera de hacerse periodista era pasar por la redacción de un diario”. Paz en su tumba.