En el 2011, justo cuando estaba en la cumbre de su carrera, Linda Palma empezó a sentir los rigores de la terrible enfermedad que le fue diagnosticada. Estaba con su novio desayunando cuando súbitamente los ojos se le apagaron, estaba temporalmente ciega. Se desesperó, gritó, creyó que el mundo se le acababa. Al cabo de unas horas recuperó su visión pero tenía en sus manos la noticia más temida: tenía esclerosis múltiple y esta enfermedad era tan voraz que le había atacado el nervio óptico.
Con toda la valentía esta mujer, adorada por todo un país, se aplicó una terrible droga, la Interferon beta 1 que le dejaba secuelas en la piel en forma de hematomas y una depresión que la enloquecía. Sólo las ganas de acompañar cada noche a los colombianos en Yo me llamo le permitía no claudicar. Sin embargo hubo un 'párate' en su vida, una propuesta para hacer noticias y no presentar realities. Para no tener los cambios bruscos de humor que le proporcionaba la droga dejó de tomarla. La enfermedad entonces siguió avanzando
Lo más terrible fue el episodio en el que, mientras hacía una fila larga para entrar a Transmilenio, las piernas no soportaron más su peso y se desplomó. En esta entrevista cuenta como nadie la ayudó y duró allí más de quince minutos. Su situación era tan precaria que no tenía minutos para llamar a su mamá para que la rescatara hasta que un niño la ayudó prestándole el celular. Desde ese momento tomó la determinación de seguir adelante y las cosas han empezado a mejorar. Acá está la entrevista que da esta diva que también es una guerrera.