Un total consolidado de 85.104 votos obtuvieron las listas de las Farc en las elecciones del 11 de marzo de 2018. Ese es el número de personas que apoyan el partido de las Farc.
Cuando los militantes de la ultraderecha colombiana acusan de apoyar a las Farc a los millones de colombianos que votamos sí la paz, desconocen esa cifra lapidaria.
Eso lo hacen acudiendo a una muy mañosa forma de trastocar la realidad, pues nos quieren hacer creer que la nueva jurisdicción esconde la atrocidad del crimen y la responsabilidad del causante con una generosa modalidad de impunidad sin que les importe la confesión de la verdad como instrumento principal y razón de ser de la JEP.
La búsqueda de la consolidación de los acuerdos del Teatro Colón y la puesta en marcha de la Justicia Especial para la Paz (JEP) no puede interpretarse como apoyo a las Farc, ya que es todo lo contrario: un rechazo rotundo a lo que fueron mientras estuvieron armadas.
En este momento de nuestra historia pedimos que sus atrocidades, todas sus atrocidades y todas las atrocidades que se presentaron durante el conflicto, se conozcan a fondo y sin subterfugios. Cualquier persona que entienda la política desde una perspectiva histórica estará de acuerdo en que la JEP constituye el más duro y severo castigo que las Farc puede recibir. Cuando se conozca toda la verdad, hasta esos 85.104 votos obtenidos en las pasadas elecciones podrán desaparecer por completo.
Lo que pretende la ultraderecha colombiana es hacernos creer que las Farc obraron solas en ese brutal episodio llamado conflicto armado en Colombia, pero esa embaucada no nos la tragamos. Olvídense. No nos crean tan imbéciles.
Un gran número de colombianos estamos dispuestos a ciertos sacrificios convertidos en concesiones en materia punitiva para los actores del conflicto a cambio de verdad, pero no estamos dispuestos a aceptar que nos manoseen con el cuentico inverosímil según el cual las fuerzas irregulares de la ultraderecha (muchas veces concertadas con funcionarios del gobierno) se limitaron a responder de modo legítimo y moderado a los atropellos de las Farc y por ello deben ser excluidas de un tribunal que les obliga a decir la verdad.
Olvídense. No nos crean tan imbéciles.