La mañana del 10 de febrero de 2017, la tercera edad del barrio Pumarejo, en Soledad (Atlántico), perdió en un incendio las dos viviendas ubicadas en la carrera 14, números, 19-35 y 19-55, que Mujeres Multiactivas de la Fundación Social Progresar de Vida tenía aparejadas como sede recreativa, de interacción social, integración y esparcimiento. Allí los ancianos recibían merienda, charlas, tenían juegos didácticos y se efectuaban reuniones para buscar salida a los problemas del barrio.
El incendio se originó por el recalentamiento de un viejo ventilador, que hizo cortocircuito. A la bajada del barrio no llegan carros y aun los mototaxistas se resisten a recoger o a transportar hasta allí a pasajeros. El carro de bomberos que asistió la emergencia se regresó a su alejada sede de Granabastos, porque no tenían agua en su cisterna. Volvieron, pero ya no fue posible evitar que las dos casas fueran pasto de las llamas, pero se evitó que el incendio se propagara hasta la casa vecina del peluquero, conocido en el sector como el “Pitbull”.
Hace ocho días una señora de la tercera edad se puso muy mala y los hombres debieron subirla cuatrocientos metros arriba en una mecedora, porque los taxistas se negaban a bajar. Cuando llueve es peor, para los mismos habitantes es una hazaña salir o llegar a sus viviendas, las calles llenas de barro, resbalosas, con corrientes de agua. El barrio está atravesado por El Platanal, un arroyo que recibe las aguas de la licuadora de aguas negras de Soledad 2000. El Platanal fue canalizado por la firma Sergio Torres, pero lo dejaron sin malla, de modo que la contaminación se incrementa por basuras que arrojan allí. Por si fuera poco, dado que los niños corretean y juegan en la orilla, se presentan accidentes, como hace dos semanas, cuando un niño cayó abajo y tuvo que ser salvado por los vecinos, que lo rescataron de las infectas aguas.
A la problemática anterior se suma la del alumbrado público. Electricaribe, cobrando a los residentes de este estrato bajo hasta 180 mil pesos el servicio de energía, tiene sin guayas el sector. La comunidad ha suplido esto con cables delgados que colocan con la ayuda de dos electricistas del barrio. La brisa junta estos alambres, se producen cortos y se rompen. Para evitarlo, han puesto palos a manera de separadores de los cables.
Este espacio comunitario de la tercera edad destruido por la llamas está a la espera de ayuda de particulares o del Estado para ser reconstruido. Se necesita materiales de construcción como cemento y láminas para el tejado, caballetes, listones, tubería y demás para la batería sanitaria, alambre para reinstalar el servicio de energía, etc. Para recuperarles el espacio a personas de la tercera edad de Pumarejo, pueden llevar las ayudas a la sede de la fundación, hoy devastada por el incendio, y preguntar por el señor Wilson Hereira, “Pitbul”, peluquero del barrio que reside al lado de la sede.