Es tal el crecimiento de los narcóticos que ya Naciones Unidas no menciona países específicos a no ser por ser productores al por mayor, o sede de organizaciones criminales mucho más poderosas que el propio estado.
En voz baja, algunos expertos señalan que los cárteles mexicanos, nigerianos y rusos estarían controlando la producción en Colombia, Ecuador y Perú. Pero nadie confirma la situación en forma oficial, aunque la revista mexicana Proceso tiene varios informes sobre el particular con los cárteles Nueva Generación y Sinaloa, como socios del ELN, las Disidencias de las FARC y el Clan del Golfo.
A su vez, el cártel de los Soles de Venezuela, compuesto por militares de ese país y el grupo criminal Tren de Aragua tienen el control de la producción y la exportación de algunas regiones como el Catatumbo.
Quizá el informe del Departamento de Estado que debe salir por estas fechas traiga una información mucho más clara acerca de la situación en los países andinos y el nuevo enfoque militar que Trump está poniendo en marcha.
Con respecto a la cocaína, el informe de Naciones Unidas dice: “Los principales flujos del tráfico de cocaína, siguen partiendo de la región de los Andes con destino a otros países de las Américas y de Europa Occidental y Central, el cual es el segundo mayor mercado después de América del Norte. Más del 90% de los países que presentaron información han incautado esa droga en todo el mundo (...) se estabilizó a un nivel sin precedentes de algo más de 2.000 toneladas en 2022.”
Según la ONU, “la oferta mundial de cocaína alcanzó cifras récord en 2022, año en que produjeron más de 2.700 toneladas de cocaína, un 20% más que en 2021 y se dedicaron más de 355.000 hectáreas al cultivo de arbustos de coca.”
El informe señala el crecimiento de la producción de hojas de coca y opiáceos en Colombia y Ecuador, así como el crecimiento de la violencia letal vinculada a grupos delictivos tanto nacionales como transnacionales, especialmente de México y los Balcanes.
Vale la pena destacar que la descriminalización de la marihuana en los Estados Unidos, Europa y otros estados soberanos ha reducido los consumidores a 292 millones.
Sin embargo, el informe dice que la mayoría de los trastornos por consumo de droga siguen subiendo como la espuma y que en muchos casos son letales, sobre todo entre los consumidores de fentanilo, un narcótico producido principalmente en laboratorios de China y México, el cual es responsable por unas 150 vidas diarias en Estados Unidos, motivo por el cual Donald Trump exigió al llegar a la Casa Blanca que México y Canadá militarizaran sus fronteras con los lindes del Tío Sam para prevenir la entrada del narcótico, hecho que ha hecho subir los precios a niveles nunca vistos.
Del castigo al apoyo
Por otro lado, Naciones Unidas está proponiendo que en lugar de castigar a los consumidores se les dé una oportunidad para tratamientos médicos.
Por lo anterior, Türk subrayó la necesidad de un cambio radical de enfoque que dé prioridad a la salud, la dignidad y la inclusión.
«En lugar de medidas punitivas, necesitamos políticas de drogas sensibles al género y basadas en pruebas, fundamentadas en la salud pública», instó Türk. También pidió «un acceso inclusivo a la atención médica voluntaria y a otros servicios sociales», haciendo hincapié en que las medidas de reducción de daños son esenciales para prevenir las muertes por sobredosis de drogas.
Un elemento clave de la reforma, declaró Türk, es la despenalización. «Tenemos que empezar a tratar a la persona, no a castigar el trastorno por consumo de drogas», abogando por un apoyo a la reinserción social que acompañe a los cambios políticos.
El Alto Comisionado señaló pruebas claras que apoyan este enfoque: «Centrarse en la inclusión y la educación en lugar del encarcelamiento significa que el consumo de drogas disminuye. Optar por la reinserción social en lugar de la estigmatización significa que disminuyen las infecciones relacionadas con las drogas».
Prioridad a las personas
En el centro del desarrollo de políticas, Türk subrayó la importancia de centrarse en las personas más afectadas por las actuales políticas de drogas.
«Históricamente, las personas que consumen drogas han sido marginadas, criminalizadas, discriminadas y dejadas de lado, a menudo despojadas de su dignidad y sus derechos», señaló.
«Estamos abocados al fracaso si no garantizamos su participación real en la formulación y aplicación de la política de drogas», añadió.
Para el responsable de velar por el respeto de los derechos humanos en el mundo, conclusión basada en la observación de la lucha contra el narcotráfico de los últimos varias décadas es contundente: «la llamada guerra contra las drogas ha fracasado, total y absolutamente», dijo Türk, que aseguró que dar prioridad a las personas frente al castigo significa salvar más vidas.
El surgimiento de nuevos opioides sintéticos y de una oferta y demanda sin precedentes de otras drogas ha agravado las repercusiones del problema mundial de las drogas, provocando un aumento de los trastornos por consumo de drogas y de los daños ambientales, según el Informe Mundial sobre las Drogas presentado hoy por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
“La producción, el tráfico y el uso de drogas siguen exacerbando la inestabilidad y la desigualdad, al tiempo que causan daños incalculables a la salud, la seguridad y el bienestar de las personas”, declaró Ghada Waly, Directora Ejecutiva de UNODC. “Necesitamos proporcionar tratamiento y apoyo basados en evidencia a todas las personas afectadas por el uso de drogas, mientras nos enfocamos en el mercado de las drogas ilícitas e invertimos mucho más en prevención”.
Y eso no es todo. El número de personas que usan drogas se elevó a 292 millones en 2022, lo que representa un aumento de 20% en 10 años. El cannabis sigue siendo la droga más ampliamente consumida en todo el mundo (228 millones de consumidores), seguido por los opioides (60 millones de consumidores), las anfetaminas (30 millones de consumidores), la cocaína (23 millones de consumidores) y el éxtasis (20 millones de consumidores).
Nuevos narcóticos
En el informe también aparecen nuevos opioides como los llamados nitazenos, un grupo de opioides sintéticos que pueden ser incluso más potentes que el fentanilo, han surgido recientemente en varios países de renta alta, lo que ha provocado un aumento en las muertes por sobredosis.
Si bien alrededor de 64 millones de personas en el mundo sufren de trastornos por el uso de drogas, solo una de cada 11 recibe tratamiento. Las mujeres tienen menos acceso al tratamiento que los hombres: solo una de cada 18 mujeres con trastornos por consumo de drogas recibe tratamiento en comparación con uno de cada siete hombres.
En 2022, se estima que 7 millones de personas tuvieron algún contacto formal con la policía (arrestos, amonestaciones, apercibimientos) por delitos relacionados con las drogas, de los cuales cerca de dos tercios se debieron al uso o a la posesión de drogas para su consumo. Además, se procesaron a 2.7 millones de personas por delitos relacionados con las drogas y más de 1.6 millones tuvieron una sentencia en todo el mundo en 2022, aunque hay diferencias significativas entre regiones en cuanto a la respuesta de la justicia penal a los delitos relacionados con las drogas.
El narcotráfico empodera a grupos de la delincuencia organizada: Los traficantes de drogas en el Triángulo Dorado se están diversificando hacia otras economías ilícitas, en particular el tráfico de vida silvestre, el fraude financiero y la extracción ilegal de recursos. Las comunidades desplazadas, pobres y migrantes están sufriendo las consecuencias de esta inestabilidad, viéndose obligadas en ocasiones a recurrir al cultivo de opio o a la extracción ilegal de recursos para sobrevivir, cayendo en la trampa de endeudarse con grupos delictivos o en el autoconsumo de drogas.
Estas actividades ilícitas también están contribuyendo a la degradación ambiental mediante la deforestación, el vertimiento de desechos tóxicos y la contaminación química.
Consecuencias del auge de la cocaína
En 2022, se produjo una nueva cifra récord de 2,757 toneladas de cocaína, lo que representa un aumento del 20% respecto a 2021. Por su parte, el cultivo mundial de arbusto de coca aumentó 12% entre 2021 y 2022, hasta alcanzar las 355,000 hectáreas. El auge prolongado de la oferta y demanda de la cocaína ha coincidido con la escalada de violencia en los estados ubicados a lo largo de la cadena de suministro, principalmente en Ecuador y los países del Caribe, y un incremento en los daños a la salud en los países de destino, incluidos los de Europa Occidental y Central.
Impacto de la legalización del cannabis
Para enero de 2024, Canadá, Uruguay y 27 jurisdicciones de Estados Unidos habían legalizado la producción y venta de cannabis para uso no médico, mientras que en otras partes del mundo han surgido diversos enfoques legislativos.
En estas jurisdicciones en las Américas, el proceso parece haber acelerado el consumo nocivo de la droga y ha dado lugar a una diversificación de los productos de cannabis, muchos de ellos con un alto contenido de THC. Las hospitalizaciones relacionadas con trastornos por consumo de cannabis y la proporción de personas que sufren trastornos psiquiátricos e intentos de suicidio asociados al consumo habitual de cannabis han aumentado en Canadá y Estados Unidos, especialmente entre personas jóvenes adultas.
El “renacimiento” psicodélico fomenta un amplio acceso a las sustancias psicodélicas
A pesar de que el interés en el uso terapéutico de sustancias psicodélicas ha seguido creciendo para el tratamiento de algunos trastornos de salud mental, la investigación clínica aún no ha dado lugar a alguna directriz científica estándar para su uso médico.
Sin embargo, dentro del “renacimiento psicodélico” más amplio, los movimientos populares están contribuyendo a un creciente interés comercial y a la creación de un entorno propicio que fomenta un amplio acceso al uso no supervisado, “cuasiterapeútico” y no médico de las sustancias psicodélicas. Estos movimientos tienen el potencial de superar la evidencia terapéutica científica y el desarrollo de directrices para el uso médico de psicodélicos, lo que podría comprometer los objetivos de salud pública y aumentar los riesgos para la salud asociados al uso no supervisado de sustancias psicodélicas.
Implicaciones de la prohibición del opio en Afganistán
Tras el drástico descenso de la producción de opio de Afganistán en 2023 (95% respecto a 2022) y el aumento en la producción en Myanmar (36%), la producción mundial de opio disminuyó 74% en 2023. La drástica contracción del mercado afgano de opiáceos hizo que los agricultores afganos fueran más pobres y unos pocos traficantes más ricos. Las consecuencias a largo plazo, entre ellas la pureza de la heroína, el cambio a otros opiáceos por parte de los consumidores de heroína y/o un aumento de la demanda de servicios de tratamiento por opiáceos, podrían sentirse pronto en los países de tránsito y destino de los opiáceos afganos.
Derecho a la salud para las personas que consumen drogas
El Informe describe cómo el derecho a la salud es un derecho humano reconocido internacionalmente que pertenece a todos los seres humanos, independientemente de la situación de uso de drogas de una persona o si una persona está privada de la libertad, detenida o sentenciada a prisión. Esto incumbe por igual a las personas que usan drogas, a sus hijos e hijas, a sus familias y a otras personas de sus comunidades
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