El presidente va a movilizar y hacer visible la fuerza de la gente que apoya su gestión. También, va a inaugurar una acción pedagógica más directa y de impacto hacia la sociedad. Además, es evidente que entra en “modo de campaña” frente a las elecciones locales y regionales (municipales y departamentales).
A seis (6) meses de su posesión es necesario ese cambio. Sabe que el ejercicio de gobierno desgasta a quien lo ejerce, mucho más cuando las expectativas populares son tan grandes y la oposición se ejerce de manera tan desleal. Hoy esa oposición no se hace tanto desde los partidos políticos (totalmente fracturados) sino desde el poder económico y los medios de comunicación que están al servicio de los gremios empresariales y los poderes corporativos y financieros.
Para quienes intentan debilitar el gobierno para luego “tumbarlo” al estilo de lo ocurrido con Castillo en Perú, con guerras jurídicas (lawfare) como ocurrió con Dilma en Brasil, o con golpes de Estado blandos o fuertes, esa acción política de Petro y de su gobierno es un “desconocimiento de las instituciones” y un “irrespeto de la democracia”. Cuando Uribe hacía lo mismo, acudiendo a la teoría del “Estado de opinión” y los “consejos comunitarios”, aplaudían y apoyaban. Ahora, se asustan porque dicen que Petro va hacia una dictadura y que “violenta las reglas democráticas”.
La verdad es que, ante los anuncios de las reformas de la salud, pensional y laboral, y la intervención que inició Petro ante las comisiones reguladoras de la energía eléctrica y el agua potable (CREG y CRA), y los avances en aspectos fiscales y tributarios que le han dado al gobierno cierto “músculo presupuestal”, los sectores parasitarios de la oligarquía financiera han prendido las alarmas. Ello explica la campaña de desinformación que han lanzado con total virulencia, usando al Fiscal y la Procuradora, para crispar los nervios y generar incertidumbre entre la población.
Y como, amplios sectores populares se están movilizando en las regiones con numerosas y variadas protestas y bloqueos de carreteras, desde la oposición y los medios de comunicación se quiere hacer creer que son realizadas contra Petro. La realidad es que la gran mayoría de esas protestas son justificadas y responden a las expectativas generadas por la elección de un gobierno que no reprime, que dialoga con las comunidades e intenta solucionar los problemas acumulados. Además, el invierno ha deteriorado las vías y generado numerosos desastres que presionan a la gente.
Lo que es evidente es que los grandes capitalistas que se apoderaron desde 1993 de los recursos de los fondos de pensiones, de la financiación de la salud y de los servicios públicos domiciliarios (energía eléctrica, agua potable, aseo, comunicaciones, etc.), van a oponerse “con todo” a dichas reformas. Saben que, si no derrotan ese primer intento del gobierno por reversar la política neoliberal impuesta desde 1991, si no impiden que “lo público” vuelva a manos de la gente (y del Estado), las demás causas y propuestas democratizadoras de Petro serán imparables.
En ese sentido, Petro ha dado un paso adelante. Sabe que la “suerte está echada”. Que es el momento de avanzar y que no puede ceder ante quienes quieren repetir la experiencia de 1991. En ese entonces, la dirigencia popular estaba dividida y confundida. Las Farc creían que estaban ad portas de una insurrección popular y que iban a “tomar el poder por las armas”. Y la dirigencia del M19, encabezada por Antonio Navarro, no fue capaz de movilizar a la gente. Se dejó atemorizar por las amenazas de una oligarquía criminal que ya había asesinado a 3 candidatos presidenciales y estaba en plena campaña de exterminio de la Unión Patriótica.
Hoy la situación es diferente. El modelo de “aseguramiento” de la salud que es la base de la existencia de las Empresas Promotoras de Salud (EPS), no garantiza el derecho a la salud, está quebrado y totalmente desprestigiado ante el pueblo. El sistema de los Fondos Privados de Pensiones (AFP) no les garantiza pensión a los colombianos mientras ha servido para enriquecer a un pequeño grupo de potentados que administran dichos recursos. Y, el grueso de la gente está cansada de pagar costosas y abusivas tarifas de servicios públicos domiciliarios a empresas privadas (muchas de ellas extranjeras) que manejan a su amaño e interés ese sector.
Pero claro, los cuatro (4) grandes grupos económicos que se creen dueños de los recursos de las pensiones, de la salud y de los servicios públicos (Aval, GEA, Gilinski, OAL) pretenden hacerle creer a la gente que “todo funciona bien”, que “solo se requieren ajustes”, que “es una locura y un exabrupto” impulsar reformas que acaben con el “sistema”. Así, tratan de desprestigiar y debilitar a las tres (3) ministras: de Salud (Corcho), Trabajo (Ramírez) y Minas y Energía (Vélez).
Y, además, como afirmábamos en anterior artículo, tanto la “alianza interclasista” que se formó para sacar “suavemente” a Uribe del escenario político como la “amplia coalición de gobierno” (incluyendo al Pacto Histórico), van a sentir el impacto de esta primera batalla. Ya se observan los alineamientos de diversas figuras políticas como ocurre con Roy Barreras, actual presidente del Congreso y de Alejandro Gaviria, ministro de Educación, que intentan desde adentro “quitarles el filo transformador a las reformas” como ocurrió con la Constitución de 1991.
Pero tales tensiones no sólo se van a presentar a ese nivel. La convocatoria de Petro de realizar una “pedagogía en las calles” va a obligar a que todos los candidatos a alcaldías y gobernaciones tengan que asumir una posición clara y transparente ante las reformas. Es importante resaltar que es la primera vez que ocurren unas elecciones locales y regionales con un gobierno nacional progresista y de izquierdas. Así, la retahíla y excusa de que “una cosa son las elecciones a alcaldías y gobernaciones y, otra, muy diferente las de Congreso y Presidencia”, va a empezar a desaparecer.
He ahí la importancia del paso que está dando Petro. La supervivencia del “proceso de cambio” se va a jugar en este período. La fusión de la lucha por las reformas con las elecciones locales y regionales, es una condición indispensable no solo para derrotar a la oligarquía parasitaria a nivel nacional sino para mermarle el poder a gamonales y oportunistas de todos los colores que quieren pelechar al lado de Petro y del Pacto Histórico. ¡La suerte está echada!