Luis Alberto Bautista está parado frente al monitor de un computador. Triste, llora. Es uno de los dos interlocutores de una video llamada que realmente es una video visita médica. Al otro lado de la pantalla una mujer de cabello negro, un poco despeinado, le habla en voz baja; acerca su boca a la pantalla, como contándole un secreto. Ella le dice que se vaya tranquilo que mañana estará en la casa.
A Luis Alberto lo golpean dos cosas: sabe que mañana Blanca Olivia Daza, su esposa, no estará en la casa como ella lo asegura y porque la extraña. El hombre de 58 años se limpia las lágrimas que aún no se esconden bajo el tapabocas que lleva puesto. Cuenta, sentado en una de las 65 sillas de la sala de espera, que lleva 10 años junto a ella y que nunca se habían separado por tanto tiempo.
Blanca Olivia, recicladora de oficio, al igual que Luis Alberto, lleva tres meses hospitalizada, dos de ellos en el Centro hospitalario transitorio que la Alcadía de Bogotá adecuó en Corferias. Lo montaron en 13 pabellones que conforman el pabellón larguísimo que está entre la Av. De la Esperanza y calle 25, frente a la carrera 40 en Quinta Paredes, la misma en la que mataron a Jaime Garzón.
Blanca es una las 60 pacientes que está internada en el espacio que se armó la alcaldesa Claudia López para descongestionar la red pública de salud de Bogotá con pacientes No Covid-19. Sin embargo, pocos han sido remitidos. En los tres meses que lleva abierto solo ha atendido 279 pacientes de los cuales solo ha fallecido una persona.
Un costo por paciente que resulta astronómico si se piensa que la inversión en el hospital transitorio alcanza los $136.000 millones.
La idea de Claudia, que en un principio sonó interesante, era tener un lugar en el que pudieran ser trasladados pacientes no contagiados con Covid-19 y no tan graves. A la par los hospitales de la red pública expandían y adecuaban nuevas unidades de cuidados intensivos para atender personas infectadas con el virus de origen chino.
El hospital transitorio de Corferias fue puesto en marcha el pasado 20 de abril. Con ‘bombos y platillos’ la alcaldesa y la Secretaría de salud anunciaron que Bogotá podría extenderse hasta con 5000 camas como una apuesta estratégica para atender la problemática en salud pública que según estimaciones epidemiológicas se venía venir.
La realidad es que la inversión de $136 mil millones que ha hecho el Distrito no se compadece con el uso que ha tenido el hospital. Este es el centro de la críticas de quienes se preguntan por qué no se adecuó el espacio para atender pacientes Covid-19 y eventualmente organizar algunas Unidad de Cuidados Intensivos.
La alcaldesa Claudia López sigue defendiendo su estrategia combinada de atención en salud en la pandemia. A comienzos de junio dijo que la baja ocupación en Corferias era un buen indicador de que la capacidad hospitalaria de Bogotá no estaba superada.
Aunque la respuesta fue que el montaje de una unidad especial de cuidados intensivos requiere otro tipo de equipos médicos, de camas, hoy, cuando las UCI-covid están al borde del colapso con una ocupación del 91%, ya se planteó la necesidad de adecuar en Corferias un espacio para atender a personas con el virus en la primera etapa, antes de que su complicación y que requieran intubación. En el pabellón ocho del mismo recinto se va instalar una unidad especializada en pacientes afectados con el pandémico virus. El proyecto ya está andando con firma de la mandataria.