La situación no está pa ideologías

La situación no está pa ideologías

El malestar que la gente vive es claro. De hecho, por cuenta de él caen en la cuenta de que no solo es una mala racha...

Por: Alejo Fontana
mayo 11, 2021
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La situación no está pa ideologías
Foto: Las2orillas / Leonel Cordero

Cuando aquellas chusmas del establecimiento político y mediático suponen que la masiva movilización del pueblo colombiano está instrumentalizada, hipnóticamente manipulada ora por el discurso “castrochavista”, ora por el ingenio bellaco de la izquierda que anhela incendiar al país, ora por el terrorismo y la difundida propaganda de las guerrillas, rebeladas contra la legitimidad del Estado social de derecho y su plena y ejemplar democracia, sin duda se observa que lo endilgan de idiota, de títere y de obediente burro que goza los más crueles azotes. Así es, ellos creen que si los repudiables le dicen al pueblo que se tire por un tercer piso, en efecto, lo harán.

Claro está, hay facciones sociales cuyas ideas políticas chocan apasionadamente, desenvolviendo profundas polarizaciones. Así como también hay multitud de ideas con cualesquiera visiones en torno a la vida y al mundo, la cual le da expresión multívoca a todo tipo de comunidad dentro del complejo social. Para un ejemplo, la mentalidad de un metacho frente a la de un ferviente católico, ambas ubicadas en la misma sociedad. Todo eso mueve a la gente a determinadas acciones. ¡Y más hoy, época de tantas formas de pensar!

Sin embargo, ¿cómo carajos es posible que se viralice la elocuencia del padre Roberto Arenas Díaz (en la parroquia de San Antonio de Padua de Pinchote, Santander) acerca de la crisis del país, además de que se logre ver en redes a otro cura, muy empático él, con las arengas de la marcha, desatando su voz cual si de alabanzas se tratase (en la Guajira); y a la vez, propiamente en el paro, se observara en las calles de Bogotá multitud de rockeros, metachos, punkos y todo aquel que se advierta del underground musical, en una suerte de toque-móvil, mientras apoyan la marcha? ¡Qué poder de dominio y de extorsión de esos zurdos! ¡Desgraciado Estado, pues, demasiado débil para combatir!

¡Nada de falacias! Justamente una situación crítica y extraordinaria está sobreviviendo el pueblo colombiano: a saber, no solo está en procura de su despellejamiento, sino de la definitiva precarización de las condiciones para un buen vivir. Un animal al que quieren sacrificar y, tras del hecho, criar en el peor de los ambientes. Una situación así de miserable consagra la fuerza y unión social de quienes incluso pueden llegar a tener las formas más dispares del pensamiento. Una situación así de miserable empuja el más enardecido sentimiento de indignación contra quien lo provoca y es capaz trascender cualquier ideología.

Ese malestar es capaz de captarse en la experiencia particular de cada quien, cuando se nota que la docena de huevos está muy cara, incluso en su tamaño triple A; cuando ya ni pan fresco se puede comer todos los días; cuando hay que colaborarle al jefecito con horas extras, ya que por la situación simplemente te puede echar; cuando hay que rogarle al dueño de la casa que se aguante un mes más para pagarle completo el arriendo. Enfermo malestar que la gente vive y por la que cae en la cuenta de que no es la mala racha, sino de que va más allá de su propio empuje y experiencia cotidiana.

Esa chusma podría decir que todo lo anterior no va más allá de meras vivencias excepcionales y que la situación del país, pese a la pandemia, no está peor por sus maravillosas gestiones. Empero, las tretas se diluyen cuando la ciudadanía reafirma sus síntomas a partir del conocimiento puro y duro, a partir de indagaciones que, si bien no son las de un científico social, pertenecen a quienes buscan así sea entender por encimita por qué están tan jodidos. Por ejemplo, llegan a encontrar lo que dice el Índice de Desarrollo Regional para Latinoamérica: ¡Colombia es el país más desigual de la región!

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