Son muchas las universidades que han sido creadas por pseudohumanistas con pretensiones educativas, pero que en el fondo, y observando su discurrir administrativo y académico, tienen un alto contenido empresarial, es decir la obtención de lucro.
Además de ser favorecidos por los gobiernos de turno que les facilitan las aprobaciones académicas requeridas y el posicionamiento clientelista de algunos de sus egresados, como sucedió en el gobierno de Duque y esta universidad. Y, de otra parte, hay también un aprovechamiento político que se maneja con el sistema clientelar para vinculación de docentes y trabajadores administrativos por parte de esas famiuniversidades. Hace unos años fue noticia, en plena pandemia, el suicidio de un funcionario de esta universidad por un despido arbitrario, que fue ocultado rápidamente.
Actualmente funciona varias universidades de propiedad de unos hermanos o familiares (famiuniversidades) que incursionaron con éxito en la política pero al ver frustradas sus aspiraciones finales, optaron por crear una universidad que les proporciona mejores dividendos económicos y políticos.
Así deben haber cantidad de universidades a las que el nuevo ministro deberá poner la lupa y evitar la pérdida de la filosofía de las universidades y su propósito de lucro, y la estafa a millares de familias que depositan su confianza del futuro de sus hijos en estas empresas llamadas universidades.
También le puede interesar: