No es corriente que un vicepresidente de Estados Unidos suceda al presidente en ejercicio por elección popular, aunque muchos hayan sido candidatos. De hecho, casi nunca ha sucedido. Desde la fundación de la República, catorce vicepresidentes han llegado a ser presidentes. Nueve debido a la muerte del presidente en ejercicio, cuatro por asesinato del titular: Lincoln, Garfield, Mckinley y Kennedy, el resto por enfermedad. Cinco fueron elegidos presidentes después de terminar su mandato como vicepresidentes, pero desde el siglo XX, sólo George W. Bush vicepresidente de Ronald Reagan, fue elegido para sucederlo.
Richard Nixon, vicepresidente de Dwight Eisenhower, y Joe Biden, vicepresidente de Barack Obama, llegaron a la presidencia, pero en elecciones posteriores. Hay tres casos notorios: el de Teodoro Roosevelt, quien siendo un joven político, apenas cuatro meses después de ser elegido vicepresidente de William Mckinley se convirtió en presidente por el asesinato de su jefe e hizo una gestión extraordinaria; Harry Truman, un político oscuro escogido como vicepresidente de Franklin Roosevelt en su cuarto período, con el presidente ya muy enfermo, a quien a la muerte de este le tocó terminar la II Guerra Mundial y lanzar el plan Marshall de reconstrucción de Europa; y Lyndon Johnson vicepresidente de John F, Kennedy, un curtido político escogido casi contra la voluntad del presidente para ganarse los votos de Texas, quien sacó adelante la Ley de Igualdad de Derechos Civiles. Los tres elegidos luego de haber terminado el período de los difuntos.
Al Gore, vicepresidente de Bill Clinton, fue derrotado en el colegio electoral, aunque ganó el voto popular cuando la Corte Suprema de Justicia determinó que George Bush, hijo había ganado los delegados de Florida por poco más de 500 votos, un mes después de las elecciones; algo que puede volver a pasar de nuevo dado que las encuestas en los estados indecisos que son los que deciden la elección, hablan de un empate técnico entre Donald Trump y Kamala Harris. O sea, que si la Señora Vicepresidenta Kamala Harris gana la elección sería un caso históricamente excepcional.
La razón política de la mala suerte de los vicepresidentes en ejercicio en las elecciones nace del desgaste del gobierno del cual han hecho parte, generalmente reelecta. Han sido ocho años de logros, pero también de desgaste del poder que abre nuevas agendas y plantea nuevos propósitos para el partido que lleva todo ese tiempo esperando. Nixon como vicepresidente de Eisenhower, perdió frente a Kennedy, en una apretada elección; Gerald Ford, vicepresidente de Richard Nixon, designado presidente sin haber sido elegido ni presidente ni vicepresidente, que heredaba la carga de corrupción de Watergate, fue derrotado por Jimmy Carter.
Las encuestas hablan de un empate técnico entreTrump y Kamala, inexplicable si se comparan las calidades humanas, intelectuales y políticas de ambos candidatos
En ocasiones, los votos no han alcanzado ni para la reelección presidencial como le sucedió a Jimmy Carter, derrotado en 1980 por Ronald Reagan y a Donald Trump derrotado en 2021 por Joe Biden. Biden mismo entendió a tiempo que iba a ser derrotado por Trump, primer presidente que se presenta a la reelección en un período posterior, pues no tenía las condiciones físicas ni mentales para enfrentar a tan formidable rival quien ya se daba por ganador hasta cuando apareció la Señora Vicepresidenta Kamala Harris en el horizonte.
las encuestas hablan de un empate técnico, inexplicable si se comparan las calidades humanas, intelectuales y políticas de ambos candidatos.
Y su aparición más o menos surgiendo de la nada, pues el cargo de vicepresidente no tiene ni mayor poder ni mayor reconocimiento, ha sido espectacular. Ha descontado la ventaja que llevaba Trump y sus posibilidades de ganar son hoy mayores que las de éste, aun cuando las encuestas hablan de un empate técnico, inexplicable si se comparan las calidades humanas, intelectuales y políticas de ambos candidatos.
La carga que tiene Kamala Harris en contra es la misma que han tenido históricamente todos los vicepresidentes que quieren ser elegidos presidentes: la de la impopularidad del gobierno que representan. Y eso que es solo un período. Ella ha hecho grandes esfuerzos por desligarse de las políticas del gobierno del cual hace parte, que la opinión pública juzga severamente, lo cual es un difícil acto de malabarismo. Lo que tiene a su favor, aun entre la gente que no la quiere bien, es que mejor que Trump, anciano, iracundo, vengativo, irresponsable, mitómano, mentiroso, delincuente, cualquiera.