El Alto de la Capilla se ha convertido en una feria conmemorativa de la ilegalidad y de la delincuencia. Este es el Rionegro actualmente desigual, el Rionegro burdo, para nada traslúcido, donde los delincuentes hacen una exposición muy cómoda de sus variopintos métodos de asalto, resaltando las costumbres de ese Rionegro visceral de los años 80 y 90, refugio de altos rangos de la inmoral empresa del hurto y la extorsión, ese Rionegro que en su tiempo fue considerado zona roja, sombra severa, ese Rionegro del que aún se conservan muchos vestigios, para el infortunio del pueblo. Ese Rionegro que le rinde honores a las últimas cinco letras de su histórico nombre.
Un Rionegro de asaltos diremos, de irrespeto a las normas sociales, y poseído por la rara indulgencia de las autoridades, cuya competencia es en extremo dudosa: ¿Cómo es posible que sigan existiendo intentos de homicidio? ¿Hace parte de nuestra cultura?... Bajezas de todo tipo son las que podríamos enlistar, y quedarían faltando aún aquellas de las que todavía no nos damos cuenta. Un Rionegro de hombres rata, adolecentes problemáticos, que hurtan a diestra y siniestra por aquellos alrededores sepulcrales, por callejuelas nóctambulas y solitarias, su lección es la adaptación de las conciencas por medio del miedo. Se trata pues de sectores que están desprovistos de toda seguridad y cualquier tipo de protección de categoría ciudadana.
El individuo sin temor a matar, existe, aunque las cifras emitidas desde la Policía Nacional y las coloridas tortas gráficas de la administración demuestren una supuesta rebaja: se aleja de la realidad, los heridos están, abundan, los pleitos también y las mentiras siguen siendo las favoritas a la hora de producir los reportes. Esos datos están manipulados, hackeados por inmorales estadistas; adjunto la frase de un taxista dueño de su propio vehículo colectivo: "¿Se enteró del muerto de ayer?". "¿Muerto?", pregunté. A lo que me respondió con los ojos abiertos de par en par: "Sí, dizque que lo tiraron al río". Intentaba hurtar a las personas o amenazarlas a cambio de llevárseles algo. Incluso, las autoridades ya emitieron el informe de que se encontró a un tipo sin vida en el fondo de los baños de un sector conocido como El Alto de la Capilla, en extrañísimas circunstancias. Cosa que es más que cierta, adjunto y hago eco de la noticia reproducida por El Colombiano:
Luego de 49 días sin muertes violentas, el municipio de Rionegro reportó el homicidio de un hombre ocurrido en la sede de la Funeraria San Juan Bautista, ubicada en el barrio Altos de la Capilla. El hombre, que fue encontrado en el baño de la propiedad, era uno de los obreros encargados de la remodelación del establecimiento.
¿En esta línea se va a continuar? ¿Caminaremos en esa senda cercana al aislamiento con la fuerza pública, una fuerza pública y privada dirigida solamente a los pocos, a los privilegiados?... Según los informes preliminares de las autoridades, el cuerpo del hombre que fue asesinado, tenía una herida por objeto contundente que pudo haber sido la causa de muerte: ¿Los ciudadanos pueden portar armas? El secretario de Gobierno del municipio, Carlos Andrés García, elegido a dedo, se refirió al tema diciendo que “los hechos siguen siendo materia de investigación y se seguirá trabajando por la seguridad y la integridad de todos los rionegreros”. Pero esto no ha sucedido, pues hace poco el mismo señor García tuvo que presentarse en el barrio El Llanito, pues la comunidad entera levantó la voz de alerta por los constantes problemas de seguridad. Amanecerá y veremos, si es que amanece. La verdad nos hará libres.
