Cuando los cuatro Robayo Ferro —Eduardo, Antonio, Augusto y Luis Carlos— ya eran gigantes empresarios con su grupo Superior, que reunía las empresas Kokoriko, Salud Total, Ediciones Gamma, la revista Diners, el banco Superior, Laura Tarazona, la actual presidente del gigante grupo IGA –que les pertenece a ellos– apenas terminaba la primaria en su natal Pamplona, en Norte de Santander. Eran los primeros años de la década de los 90 del siglo pasado.
Lea también: No son caleños sino boyacenses los dueños de las pollerías Cali Mio, Cali Vea y La Brasa Roja
Fue hasta 1997 cuando la hija de docentes y estudiante sobresaliente Laura Tarazona, quien acaba de estar entre los 10 nominados al premio Empresario del Año de la revista La República (ganó el banquero Jaime Gilinski), empezó a formarse como empresaria. En ese año entró a estudiar Finanzas y Relaciones Internacionales en la Universidad Externado en Bogotá, de donde se graduó con honores entre 103 estudiantes. Esos aplausos empezaron a trazar su ruta de éxito.
Mientras Laura Tarazona terminaba de formarse como financista en la universidad fundada en 1986 por el abogado Nicolás Pinzón Warlosten, ocurrió la tragedia que golpeó a la familia de empresarios. En el atentado terrorista al Club El Nogal por parte de las Farc, ocurrido en febrero de 2003 y en el que murieron 35 personas, el bastión de los hermanos, Antonio Robayo, y su esposa Dora Izquierdo, socios del club, también perdieron la vida. Un golpe duro para la familia y para el conglomerado empresarial.
Antonio era el alma de los negocios. Era el estratega y el más visionario dentro de los hermanos, quienes un par de años antes de esta tragedia formaron el grupo Conboca, cuando le unieron a su exitoso Kokoriko las marcas que recién habían logrado: los helados Mimos y los restaurantes Palos de Moguer. El economista de la Universidad Nacional y especializado en Lovaina, Bélgica, volvía las ideas en exitosas unidades de negocio, por eso desde hacía muchos años era el presidente del grupo empresarial.
Por esa época Laura Tarazona empezaba a trabajar como profesora en la misma universidad de la que se graduó. En 2005, al mismo tiempo que adelantaba una especialización en Economía en la Universidad de Los Andes, arrancó también su trayectoria empresarial. Brigard & Urrutia, una de las firmas de abogados más reconocidas de Colombia, gerenciada hoy por el abogado Carlos Fradique-Méndez, fue su casa durante ocho años. Entró con un cargo menor —analista financiera— y terminó como gerente administrativa del bufete fundado hace casi un siglo, en 1934, por el abogado Camilo de Brigard.

Dos años después de haber salido de la firma de abogados, el destino la llevó en 2015 a Andrés Carne de Res. Manejó las finanzas del famoso restaurante fundado en 1982 por Andrés Jaramillo y en 2017, cuando Jaramillo tuvo que buscar un socio capitalista para no irse a quiebra, fue Laura Tarazona quien lideró la fusión del popular comedero de carne con el grupo Conboca de los hermanos Robayo, que agrupaba ya las marcas Kokoriko, los helados Mimos, y los restaurantes Palos de Moguer y Karmen Foods, esta última la empresa creada en 2010, donde fabrican y comercializan congelados a base de pollo que venden como propios en almacenes de cadena bajo la marca Klik y otras marcas que le maquilan a importantes cadenas como D1. Esta sociedad se llamó Grupo Inmaculada Guadalupe y Amigos, Grupo IGA.
Cuando los hermanos Robayo tomaron el control accionario de Andrés Carne de Res con el renovado Grupo IGA, una de sus primeras decisiones, que resultó la más acertada, fue no dejar ir a Tarazona, quien ya había complementado su academia con un MBA en el IE Business School de Madrid, España, y por el contrario contratarla como presidente del grupo Divina Providencia, como renombraron al Grupo IGA, cargo en el que el pasado mes de febrero completó 7 años.
La prueba de fuego para Laura Tarazona como presidente de las empresas de los hermanos Robayo fue la pandemia de 2020. Tarazona enfrentó el desafío de mantener a flote las operaciones del grupo. No solo garantizó la continuidad de todas las empresas del grupo, sino que guardó caja para lo que vino después: la expansión de sus marcas a nivel nacional e internacional.
Uno de los hitos más destacados en la gestión de Tarazona llegó a mediados de 2024, cuando después de varios intentos logró la internacionalización de Andrés Carne de Res. Con una inversión superior a los 13 millones de dólares, Tarazona lideró la apertura del famoso restaurante de carnes en Miami. Este fue el inicio de la presencia de esta apreciada marca en el mercado estadounidense. Pero este paso es solo el comienzo.
La sinergia entre la visión estratégica de los hermanos Robayo y el liderazgo y timonel de Laura Tarazona ha sido fundamental para el crecimiento sostenido del Grupo IGA. Esta dupleta ha dicho que, una vez coronado Estados Unidos, buscan llevar la comida que saben preparar bajo sus marcas a países como México y España.
La historia de Laura Tarazona y los hermanos Robayo es un testimonio de cómo la pasión, la visión de unos empresarios con chequera y el liderazgo de una buena ejecutiva pueden transformar hasta la tradición culinaria de un país, llevándola a horizontes nuevos y consolidando su legado en el panorama global.
Los Robayo, que tampoco paran de crecer, depositaron la confianza en ella desde hace poco más de 7 años y su trabajo no ha pasado desapercibido. Arriesgarse con la expansión internacional de Andrés Carne de Res, sumado al crecimiento local de Mimos y Kokoriko, fue lo que la hizo ser uno de los 10 empresarios nominados a Empresario del Año. Y aunque el galardón se lo llevó el banquero Jaime Gilinski, por la adquisición de la gigante Nutresa, la nortesantandereana Laura Tarazona dejó en claro que sabe innovar y liderar empresas y finanzas en tiempos de incertidumbre.