Gran polémica ha causado las sospechas de la afectación de la salud del presidente Petro. Y es natural que así sea. Un país debe estar gobernado por un presidente en todos sus cabales y brindar confianza a sus habitantes de que el barco del país está bien conducido y va por buen norte.
La historia nos muestra que hubo un presidente que no gobernó con la lucidez del cargo y fue una tercera persona la que terminó gobernando el país.
El expresidente Barco lamentablemente desarrollo una trágica enfermedad que le impidió gobernar y fue Germán Montoya quien gobernó en la sombra.
El sol no se puede tapar con las manos y es evidente que el presidente tiene alguna patología y, debe de decirle al país cuál es, pero sobre todo que no le cause una inhabilidad para gobernar como fue el caso del expresidente Barco.
Estado de salud optimo tanto física como mentalmente que no solo debe entenderse para el presidente sino hacerse extensivo a todos los servidores del estado , especialmente a directivos que dirigen entidades públicas y manejan personal a su cargo.
Sabido es que el único requisito para ser directivo es tener la postulacion del político de turno cumplir requisitos del manual de funciones y presentar un examen médico de la eps. Pero en ningún momento se determina si esa persona es apta psicologicamente para ser directivo.
Se han conocido casos de directivos que han perseguido y acosado a sus subalternos hasta enfermarlos producto tal vez de afectaciones mentales de sus jefes.
La administración pública adolece de ese tipo de controles que evitaría la afectación de muchos empleados públicos subordinados por parte de directivos con patologías mentales.
Hacer un examen psicológico riguroso previo a la posesión tanto del presidente como de todos los directivos del estado evitaría riesgos al Estado, a la administración pública, a los funcionarios subordinados pero sobre todo al país. Y permitiría al servidor afectado iniciar los tratamientos pertinentes.