Dos hechos ensombrecen la salida del general Marcos Pinto de la Segunda División en Santander: la explosión de un carro bomba en las instalaciones de la Brigada 30 del Ejército Nacional, en Cúcuta y el atentado contra el helicóptero presidencial que amenazó la vida de Iván Duque y sus ministros el pasado 25 de junio, todo esto puso en la mira a la cúpula militar.
Pinto lleva 34 años en el ejército en los que había sido comandante en el terreno en zonas de guerra complicadas como el Huila y precisamente por su paso por el Batallón de Infantería No. 27 en ese departamento fue llamado el pasado 14 de mayo de 2021 a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) para responder por señalamientos de falsos positivos.
Fue citado a comparecer en "versión voluntaria" en el caso que investiga "29 muertes en combate presuntamente ilegítimas". La organización internacional Human Rights Watch (HRW) prendió las alarmas en el 2016 por la presunta responsabilidad del general Pinto en casos de falsos positivos, y pidió que el Congreso no le otorgara el ascenso a Brigadier General. Sin embargo, se dio el ascenso y lo promovió a la dirección de la Segunda división y de la que en las últimas horas fue oficialmente removido.
Pinto pasaría a ser el nuevo comandante del comando educación y doctrina del ejército nacional y, en la segunda división, sería reemplazado por el general Omar Sepúlveda, actual comandante del batallón de ingenieros.
Aunque las Fuerzas Militares han querido presentar su cambio de rol como algo de rutina de cambio en la línea de operaciones, lo cierto es que este se da en un momento de debilidad institucional, en que el propio General Zapateiro había anunciado un revolcón en la comandancia militar de la segunda división y de la trigésima brigada del ejército, ambas encargadas de la seguridad en el departamento de Norte de Santander.
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