¿Por qué esa gran destreza en dispararse en el propio pie? ¿Por qué el presidente parece arruinar las pocas posibilidades que aún le quedan de enderezar la gestión, buscar una ejecución aceptable y dejar huella perdurable con hechos, que son los que realmente trascienden?
La salida de Jorge Iván González, de lejos un funcionario fuera de lote, es un duro golpe a las posibilidades de ejecución de los programas del actual gobierno. Fuera de ser un profesional de una formación extraordinaria, conocedor del país, de inmensa capacidad de pensamiento crítico y estratégico, de articular equipos y, además, de ser una gran persona, las circunstancias de la salida del Sabio reflejan el poco conocimiento que la cabeza de gobierno tiene acerca de la mejor herramienta a su disposición para cumplir parte de lo que prometió: el DNP.
“Fue un honor haber dirigido esta institución que, con el paso del tiempo, a lo largo de sus 65 años, se ha ido consolidando como un centro de reflexión de alta calidad técnica. La fuerza institucional del DNP es un patrimonio de la Nación”, dijo González en su carta de renuncia que, opino, es la frase más importante de su texto.
Contrasta con lo que, de forma cada vez más recurrente, el presidente viene diciendo: le parece inaceptable gobernar con los funcionarios nombrados en anteriores administraciones. Deben ser sustituidos “por los suyos”. Una mayúscula torpeza.
Que el DNP sea patrimonio nacional, como dice, con toda la razón el Sabio, se relaciona con la rigurosa formación de talento humano, de varias cohortes de profesionales de gran capacidad técnica y sentido crítico, forjados durante los últimos 65 años (16 gobiernos), de la mano de desarrollos que han marcado la vida del país (la compleja descentralización, por ejemplo).
Deshacerse del talento que precede a un gobierno equivale a derribar puentes y bibliotecas, solo porque otros, diferentes al actual mandatario, ordenaron construirlos. Está en mora de ser demolido institucionalmente el Icetex, ideado por Gabriel Betancur Mejía, un hombre conservador. O el Sena, o el mismo DNP, creado en 1958 (con el nombre de Departamento Administrativo de Planeación y Servicios Técnicos, así como el Conpes, que en el 58 se le denominó Consejo Nacional de Política Económica y Planeación – Ley 19/1958).
Construir el plan de desarrollo, articular la cadena de políticas derivadas del mismo a partir de la coordinación con todos los ministerios sectoriales y autoridades territoriales, realizar el estricto seguimiento a las mismas, priorizar los recursos de inversión, son parte de las tareas del DNP.
El rigor del DNP: a lo largo de 65 años siempre fue el “coco” en los ministerios a la hora de diseñar y ejecutar políticas públicas: “Cómo friegan los de Planeación…”
Lo que el presidente necesita lo tiene el DNP: el conocimiento y la experiencia en articular los distintos eslabones que conforman el ciclo de las políticas públicas.
Mariana Mazzucatto sobre el Sabio: “Tienen un Departamento Nacional de Planeación a cargo de Jorge Iván González, que es una instancia que no se ha aprovechado lo suficiente”
Creí que Mariana Mazzucatto, la economista italoamericana, tendría influencia efectiva en el diseño y ejecución de las políticas públicas en el actual gobierno. A propósito del director saliente del DNP, da ella en el clavo en la entrevista concedida a Ricardo Ávila:
“Tienen un Departamento Nacional de Planeación a cargo de Jorge Iván González, que es una instancia que no se ha aprovechado lo suficiente. Ahí veo una oportunidad para que las ambiciones generales estén por encima de los silos de cada ministerio…”
“Lo importante es que el cambio de visión se transmita a las diferentes capas de quienes están en el servicio público. No sirve que el presidente se la pase hablando consigo mismo, que haga grandes discursos o monólogos, si los integrantes del Gobierno no saben trabajar juntos. Si eso no sucede, nada funciona. Y en caso de que el liderazgo y la manera en que el Ejecutivo opera no catalice esa transformación, vienen los problemas.”
Otras perlas de Mazucatto: “Tanto los empresarios como las entidades estatales necesitan trabajar juntos para conseguir metas relacionadas con lo público.” “Tenemos tantos problemas por resolver que debemos abandonar la ideología en favor de lo que funcione. El debate no es si más Estado o más sector privado, sino el de saber trabajar juntos…” (El Tiempo, 28.01.24)
Más cambios de ministros, de viceministros, además de los que vienen en el DNP, apuntan a lo mismo: fracturar las cadenas de ejecución en medio de la abundancia presupuestal. Detrás de todo, las peleas internas, las ambiciones de quienes le quieren correr la silla al jefe, ministro o ministra. Como dice Rodrigo Uprimmy: es el gobierno del cambio, pero del cambio de ministros.