Cientos de campesinos como Eliseo Millán continúan con sus arduas labores para que no haya desabastecimiento de alimentos.
“Nosotros arrancamos aquí, el personal arranca a las cinco de la mañana, ellos se toman un chocolate y a las nueve de la mañana empiezan a empacar este producto”, cuenta. Él está despierto desde la aurora, en un trabajo imparable para producir los alimentos que llegan a millones de hogares.
Desde muy temprano se prepara la carga y se sigue arando la tierra para recoger las mejores cosechas con las que se abastece los mercados de pueblos y de las grandes ciudades.
“Arrancamos pues para la central mayorista, salen los camiones sobre las siete de la noche y llegan a Corabastos”, dice después de una larga jornada para llevar a la segunda central de alimentos más grande de Latinoamérica sus productos.
La cuarentena, el coronavirus ha afectado a todos por igual, pero el campesinado sigue ahí al pie del cañón produciendo frutas, verduras y demás alimentos que le dan el sustento no solo a ellos, sino también a millones de personas.
“Hace 30 años traigo a la plaza mandarina, limón y aguacate, es un producto muy bueno que viene directamente del campesino aquí a la ciudad”, señala Cornelio Puentes.
Por eso, contrario a lo que podría suponerse en esta época de aislamiento preventivo obligatorio, en Colombia siempre hay suficiente oferta de alimentos en estos tiempos donde los procesos se han visto afectados por la pandemia.
Gracias a campesinos como Eliseo Millán y Cornelio Puentes, los comerciantes que llegan de todas las regiones del país han podido seguir abasteciendo en grandes cantidades sus negocios.
El campo, un trabajo que históricamente ha sido desagradecido con el campesino colombiano, pero que durante el avance de la pandemia del coronavirus, no paró un segundo para asegurar el aliento de millones de personas en el país. Desde los lugares de cosecha hasta la central, gracias a las manos campesinas, siguieron llegando diariamente de ocho a once millones de toneladas de alimentos.