En Colombia, por encima de Cristian Bonilla, hay por lo menos tres arqueros: Camilo Vargas, David González y el mismo Ospina. En el afán que tiene el técnico 'Piscis' Restrepo de vender a como dé lugar a los jugadores del Nacional, les da titularidad ignorando que vienen de jugar una final y que están desgastados mental y físicamente. Aún así, Sebastián Perez, quien desde que empezaron a decir que el Barcelona lo quería para reemplazar a Busquets, se convirtió en lo que siempre ha sido: un jugadorcito sin sangre de balaquita y gel. Ahora, si acaso, recaerá en el Boca Juniors del cada vez más desprestigiado fútbol argentino. Cada vez que le llega la pelota a Miguel Ángel Borja se nota que está asfixiado, sin recursos y lo único que busca es disparar al arco contrario no para hacer un gol sino para librarse lo más rápido posible de la esférica. Atrás Felipe Aguilar era el único que no desentonaba mientras Cristian Bonilla no hacía sino despistarse.
Hace rato no recordaba un arquero en selecciones Colombia con tantas deficiencias como Cristian Bonilla. Da rebotes, nunca sale a cortar un centro y, además, no achica. Es un arquero sin jerarquía al que el delantero rival siempre le provoca disparar porque siempre pasa algo: cuatro goles en dos partidos hablan claramente de su ineficiencia. Piscis no lo saca porque seguramente estará recomendado como el resto de jugadores del Nacional que llegaron tarde, por sus compromisos con el club, a la concentración de Colombia. La inclusión de esos cuatro elementos devastó lo que se tenía programado en la preparación que adelantó Colombia antes de las justas.
La falta que hacen Roger Martínez y Andrés Rentería, jugadores realmente desequilibrantes es evidente. Borja, sobredimensionado por la increíble racha de buena suerte que lo convirtió en un jugadorcito cualquiera a goleador de la Copa Libertadores, no tiene la categoría para vestir la camiseta de la selección. Lo recuerdo en su nivel real durante un suramericano sub 20, errático, inofensivo, perdido en la cancha. Debemos agradecer que el Manchester City no prestó a Marlos “La mentira” Moreno, porque ahí sí que hubiéramos perdido hasta la camiseta contra Japón.
Contra Nigeria nos eliminan pero el objetivo de Piscis Restrepo se habrá cumplido: el de darle rodaje y minutos a los jugadores del Atlético Nacional que necesitan ser vendidos a como dé lugar. Si llega ganar ese equipo el Mundial de clubes ténganlo por seguro que volveremos a los años oscuros en los que toda la selección pertenecía al elenco paisa. Son los únicos que tiene voz y voto, los que tienen un canal propio y ahora quieren usar la selección para venderse.
Qué aburrido estoy con la hegemonía total que tiene hoy en día el Atlético Nacional.