En la próxima década se va a consolidar una auténtica revolución en el transporte de pasajeros y de carga, principalmente en el urbano y el de carreteras. Esta revolución tiene dos vertientes: la consolidación de los vehículos eléctricos; y el perfeccionamiento y eventual prevalencia de los medios de transporte autónomos que van a convertir en irrelevantes a los conductores.
Para que el vehículo eléctrico se imponga en el mercado es indispensable superar el escollo de las baterías. Pero a su vez, para que se pueda masificar el trasporte eléctrico, las baterías requieren superar siete desafíos: 1. Bajar de precio. 2. Reducir el tamaño. 3. Disminuir el peso. 4. Aumentar la capacidad de carga. 5. Disminuir el tiempo de recarga. 6. Tener una vida útil más larga. 7. Ser amigables con el medio ambiente al final de la vida útil. La tecnología que va a lograr solucionar todos y cada uno de estos desafíos ha avanzado de manera notoria y en menos de tres años, muy seguramente, el mundo va a tener baterías que les va a permitir a los grandes fabricantes sacar al mercado vehículos a costos competitivos con autonomías que le permitan recorrer mil kilómetros sin recarga. (Ir a Cali y volver).
Repasemos las enormes ventajas del vehículo eléctrico: 1. No es contaminante y no necesita pasar por controles de emisiones. 2. Es silencioso. 3. Al no tener ni caja, ni trasmisión, ni ejes de fuerza, es bastante menos pesado y tiene bastante más espacio para almacenaje de carga y de pasajeros. 4 Tiene menos piezas rodantes y por ende es menos propenso a averías, siendo su mantenimiento más sencillo y menos frecuente.
Otro de los aspectos interesantes de los vehículos eléctricos es la posibilidad que al tener motores en cada rueda puedan eventualmente cerrarse como un acordeón. Esta posibilidad puede revolucionar los diseños de las urbes ya que la necesidad de parqueaderos públicos y privados se vería reducida de manera sustancial.
Algunos argumentan, y con razón, que de todas maneras el medio ambiente se ve afectado cuando se genera electricidad por medios contaminantes como el carbón, el gas y el petróleo. El enorme esfuerzo que tiene que adelantar las naciones que tienen compromisos con el medio ambiente es de incentivar e impulsar la generación de electricidad por medios no contaminantes como es la hidráulica, la eólica, la solar y los biocombustibles de última generación. La quema de carbón que captura el CO2 es igualmente una posibilidad. Este es el verdadero desafío de un mundo cada vez más amenazado por el cambio climático.
Volvo, BMW, Volkswagen y Ford
están desarrollando vehículos autónomos
que antes del 2020 estarán imponiéndose en el mercado
Por otra parte, está en la mesa la introducción en un futuro muy cercano de los vehículos que en que el conductor será un pasajero más. Compañías de la capacidad tecnológica y el músculo financiero como Apple y Google, y automotrices como Volvo, BMW, Volkswagen y Ford están activamente desarrollando estos vehículos autónomos y se espera que antes del 2020 van a estar imponiéndose en el mercado. La revolución de los vehículos sin conductor va a tener un enorme impacto socioeconómico: un analista estima que cerca del 10 por ciento de la población laboral está involucrada en la conducción de diferentes vehículos, incluyendo buses, taxis, y camiones. Si la tecnología vuelve irrelevantes a los conductores, ¿qué va a pasar con estos empleos, muchos de ellos no calificados? Otro aspecto para tener en cuenta es que el tiempo que duran los conductores en llegar a sus destinos va a poder ser utilizado de manera bastante más productiva que el estar atentos a como se desatasca un trancón.
Lo que si es seguro es que la revolución de los vehículos eléctricos y autónomos va a traer una serie de desafíos laborales, urbanos y tecnológicos que merecen ser estudiados. Colombia, si quisiera, podría ponerse a la vanguardia de esta revolución en el trasporte. Pero de un país que ni siquiera ha podido manejar el tema de peajes automatizados, no es mucho lo que se puede esperar.
