Si fuera la de Maduro llenaría las primeras planas; los noticieros durarían horas enteras mostrándonos la gesta patriota que recuperó el poder que detentaba un loco populista que hablaba con los pájaros y las vacas; veríamos gente gritando de felicidad mientras borra los murales de Chávez. Los periodistas y los autodenominados analistas de aquí darían parte del triunfo, tal como lo dieron ante el fallido golpe de Estado del 2002, mientras la sangre de la gente corría por las calles de Caracas; entrevistarían a Pastrana, Uribe, Santos, y no siendo suficiente, pedirían el cadalso para los responsables de la ruina histórica a la que fue sometida esa pobre gente del hermano país (así lo llaman). Pero no, como es la revocatoria de Peñalosa, esa que no debe pasar, está claro que debe ser detenida. Los medios de comunicación y sus sobrepotentados dueños no la transmitirán, al contrario, harán todo para tumbarla.
Ningún medio influyente dio algún despliegue a la marcha de las antorchas que se realizó el 9 de mayo en Bogotá a favor de la revocatoria del alcalde y en contra de las artimañas jurídicas y mediáticas que buscan detener el proceso revocatorio. Es claro que hubo un acuerdo de silencio. El mismo acuerdo que tuvieron el pasado domingo para editorializar en esos mismos medios, que hoy callan, llamando a la cordura para no detener el desarrollo de la ciudad; señalando, sin sustento alguno, que las razones para la revocatoria son apenas chismes malintencionados en redes sociales y que el proceso ciudadano no es más que el producto de la manipulación de dos o tres políticos resentidos; revocatoria que, según esos medios, de llegar a hacerse posible, "abriría una puerta a lo impensable" tal como lo afirmo el concejal Juan Flórez en un tono esotérico.
Pero a pesar de toda esta propaganda disfrazada de información y de las decenas de miles de millones de pesos que se gasta el gobierno distrital (también lo hacían los anteriores alcaldes) pagando pauta en los medios de los magnates con el dinero de los impuestos de los incautos ciudadanos, a pesar de las cuentas falsas en twitter, los comités falsos de las falsas fundaciones, los almuerzos con periodistas prepago, no les ha resultado la fórmula y la popularidad del alcalde ya ni puede llamarse popularidad. Así puede deducirse de los sondeos que, aunque son contratados por esos medios, son maquillados en sus emisiones para desviar la atención o son simplemente minimizados. Al contrario, ante la evidencia del desplome de Peñalosa, salen en su defensa, dicen que debe mejorar su comunicación, que es un incomprendido, que sí ejecuta obras (aunque sean del alcalde anterior) y enarbolan su ya empañado espejo retrovisor para atacar la anterior administración y culparla del desastre de ciudad que tenemos.
La entrega de más de setecientas mil firmas de ciudadanos por parte del comité Unidos Revocamos a Peñalosa, no fue un evento fortuito, tampoco fue a causa de que este comité resolviera que ya eran suficientes firmas para iniciar la revocatoria, fue un acto que buscó anticipar el boicot que sufriría el proceso de la revocatoria en el Consejo Nacional Electoral, en el cual, con la anuencia de políticos poderosos y corruptos, incluyendo al presidente, ya habían decidido destruir la iniciativa. No fueron los medios de siempre los que filtraron la información sobre este boicot, sino las mismas organizaciones sociales promotoras de la Revocatoria, que mantienen los ojos abiertos, no solo ante las iniciativas de sabotaje, sino desmintiendo y denunciando a través de redes sociales y medios alternativos los ataques que sufre el proceso tanto en los escritorios como en los medios de comunicación.
A diferencia del cubrimiento en Venezuela, no salen los presentadores anonadados denunciando los golpes a la democracia del país, ni los reporteros entrevistan a las víctimas de represión del Esmad en la Bogotá de Peñalosa, víctimas que chupan los mismos gases lacrimógenos que chupan en Caracas, con la diferencia que aquí los manifestantes no tienen plata para salir con caretas anti gas de medio millón de pesos ante las cámaras tendenciosas de los medios internacionales. Tal vez la revocatoria de Peñalosa sería transmitida si sus promotores utilizaran las mismas estrategias de la mal llamada oposición venezolana, bloquear calles sin permiso alguno, usar armas de fuego, provocar incendios callejeros, echar sustancias en la vía para que los carros se resbalen, destruir instalaciones de entidades públicas, desviar las marchas para provocar enfrentamientos y caos en la ciudad; actos ilegales tanto aquí como allá, solo que aquí dichos actos serían transmitidos como acciones terroristas producto del revanchismo ciego de políticos derrotados.
La revocatoria no será transmitida y será subestimada, por eso a la ciudadanía bogotana le queda como camino persistir en el proceso revocatorio, profundizar los ejercicios de veeduría ciudadana que día a día denuncian la incompetencia de la administración y los atropellos a los que son sometidos los ciudadanos a causa de las políticas de la alcaldía. La única manera de que la revocatoria sea transmitida, es a través de la voz y los sentidos que se encuentran en la calle, en el ejercicio diario de denuncia ciudadana que se desarrolla en redes sociales y medios alternativos, en el cuidado y vigilancia que los promotores de la revocatoria tengan del proceso. Esas son las herramientas que quedan, sumadas a la dignidad de hacerlo posible. Y eso está en nuestras manos.
