Atrás quedó el momento amargo que vivió Antonella, la hija de quince años del Presidente, que salió rabiosa del Estadio Metropolitano de Barranquilla en el partido de la Selección Colombia cuando al unísono el público empezó a gritar Fuera Petro. Ahora se ve contenta al lado de su papá presidiendo eventos de Navidad.
Hasta ahora Antonella había manejado un bajo perfil y solo se le había visto asociado al futbol, su deporte favorito y que practica en el Liceo Francés donde estudia e incluso siempre presente en la visita de deportistas nacionales o internacionales a la Casa de Nariño. Apareció también en la tarima al lado de sus papás, aburrida en eventos protocolarios. Sin embargo las cosas parecen estar cambiando y esta navidad se vio muy a gusto al lado de su papá.
Estuvo en la Casa de huéspedes ilustres de Cartagena, que ahora Petro llama Casa Salmona –aludiendo al gran arquitecto Rogelio Salmona que la diseñó.
Estuvo junto a él, sonriente en la velada con niños y niñas hijos de oficiales de la Armada Nacional, a donde también asistió la primera dama y su hijo del primer matrimonio Nicolás, adoptado por Gustavo Petro, trámite que realizó como abogada Adriana Mejía, la actual gerente de Artesanías de Colombia
Pero donde más llamó la atención Antonella y que el Presidente se ocupó de mencionarlo fue en el almuerzo ofrecido a los habitantes de la calle en la Casa de Nariiño. Viajaron de Cartagena para estar allí compartiendo un plato de lechona y dulces de navidad en mesas colocadas en el patio de armas, después de haber sido recibidos en el Palacio de Nariño.
Petro estuvo en la mesa con Antonella rodeados de los invitados, gente humilde de vida dura, y asi lo reconoció en un trino. La ausente fue la primera dama quien muy posiblemente se quedó en Cartagena donde permanecerán en familia.
Esta tradición la instauró el Presidente cuando era alcalde de Bogotá hace ocho años tal como lo recordó en un trino sin disimular su nostalgia, Martha Lucia Zamora la exdirectora de la Agencia de defensa del Estado quien salió del cargo en medio del escándalo de los pasaportes por el contrato con Thomas Greg & sons y quien en ese momento era la secretaria general de la Alcaldía, mano derecha y de confianza plena de Gustavo Petro.
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La exfiscal Zamora lideró el empalme del sector justicia y entró al gobierno Petro a ocupar uno de los cargos de mayor responsabilidad como es la defensa del Estado y salió forzada por haber tomado una línea contraria al canciller y al Presidente e impulsar dentro del alto gobierno la conciliación con el consorcio liderado por Thomas Greg & sons , con lo que según ella, se evitaría una demanda contra el Estado por $117 mil millones, que por lo demás ya fue instaurada en el Tribunal Adminsitrativo de Cundinamarca.