El banco central venezolano ha fijado su moneda en un bolívar fuerte equivalente a 4 pesos colombianos. Lo que implica que un millón de bolívares fuertes equivalen hoy a cuatro millones de pesos. Esta fijación unilateral rige en la zona de frontera a través de las casas de cambio autorizadas por el gobierno para operar en Ureña y San Antonio (Venezuela).
Detrás de esta medida, se esconde un control monetario, cambiario y financiero que restringe las operaciones en moneda nacional y extranjera, con ello, el gobierno intenta eliminar la especulación y la salida masiva de capitales. El objetivo es frenar la inflación y estabilizar su economía.
Hasta aquí las pretensiones de las autoridades venezolanas con la revaluación, la cual es una medida de política económica.
Mi visión sobre el asunto es simple, la fijación de la tasa de cambio no es infinita, debido a que tal medida debe respaldarse con reservas, con emisión o con mayores ingresos vía renta petrolera.
Al respecto, las reservas internacionales de Venezuela son cada vez menores; la emisión salta a la vista con las nuevas denominaciones de billetes y monedas, lo que pone en jaque su objetivo, debido a que también el gasto público crece progresivamente.
Por otro lado, el único salvavidas para Venezuela, es una mejora del precio internacional del petroleo. Habida cuenta que su economía no ha cambiado a pesar del ideario "revolucionario" de su gobierno.
Mientras tanto que le hará pensar al gobierno venezolano que sus ciudadanos y los operadores cambiarios del lado colombiano, no van aprovechar el diferencial cambiario que hoy oscila entre 0.9 centavos de pesos y 1.0 peso por cada bolívar fuerte.
Cabe destacar que con los altos niveles de corrupción existentes en ambos lados de la frontera, el sistema colapsará tarde que temprano.
Creo que la torpeza y la ilusión monetaria del gobierno de Venezuela es evidente.