En noviembre del 2016 se firmó el acuerdo de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc. Desde ese día, la Fundación Ideas para la Paz está siguiendo la evolución de los 1,200 disidentes que se han organizado como narcotraficantes en el sur del país. Uno de los grupos es el frente Óliver Sinisterra, comandado por Guacho, quien lidera unos 300 hombres y quien asesinó a los tres periodistas ecuatorianos.
Aunque el núcleo de los grupos disidentes tiene origen en exguerrilleros de las Farc, en el último año se han ido uniendo pobladores de las zonas que ven en el narcotráfico una alternativa de vida. De ahí proviene el discurso aparentemente político con el que intentan envolver un comportamiento narco.
Este es el informe que presentó la Fundación Ideas para la Paz, dirigido por Maria Victoria Llorente.
Desde el surgimiento de la primera disidencia de las FARC, en junio de 2016, la Fundación Ideas para la Paz (FIP) viene monitoreando el comportamiento de estas facciones integradas por ex combatientes que decidieron no apegarse a las negociaciones de paz ni a la implementación del acuerdo final. El crecimiento y avance que han experimentado estos grupos ilegales en varias zonas del país, su considerable impacto humanitario, sumado a la falta de claridad sobre sus características, llevó a la FIP a estudiar profundidad el fenómeno, con el fin de tener una comprensión más amplia y precisa.
Desde el inicio de las negociaciones entre el gobierno y las FARC, en 2012, la FIP advirtió sobre la posibilidad de que algunos sectores de esa guerrilla se apartaran del proceso y siguieran delinquiendo (aunque sin saber con exactitud la magnitud que alcanzaría). Hoy la realidad muestra que, en efecto, muchos integrantes de la extinta guerrilla optaron, por diferentes razones, continuar en armas representando una seria amenaza para la seguridad y la consolidación de la paz en los territorios.
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