Él año pasado su equipo el Sky, el más poderoso del mundo, lo había asignado, junto al español Mikel Landa, como los líderes que buscarían llevarse el Giro de Italia. El pedalista de Rionegro llegaba en inmejorable forma. En la Vuelta al país Vasco había perdido la camiseta amarilla contra Alberto Contador en la última etapa y por un puñado de segundos, tal y cómo le había pasado en el 2015. Una semana antes de que empezara la competencia la Unión Ciclística Internacional lo llamó por las sospechas de dopaje que había en su pasaporte biológico. Al igual que Santiago Botero un exceso de testosterona lo inhabilitó para correr la segunda vuelta más importante del mundo. Era la segunda vez que por culpa de un mal juicio le dañaban una carrera. Cómo todos sabían, Checho era inocente pero ya era muy tarde.
Le quedaba para salvar la temporada trabajar para que su jefe de filas, Chris Froome, ganara su tercer tour y la prueba de ciclismo de ruta en los Olímpicos. Se había preparado a consciencia y sintiéndose con fuerzas lanzó un ataque faltando 70 kilómetros. El único que le resistía el paso era Nibali y el polaco Rafal Majka. Sergio estaba fuerte y decidido a sacarse de encima una racha que empezó en el 2014 cuando un carro lo atropelló en La Vuelta a Suiza pulverizándole la rótula derecha. Creían que no volvería a correr pero cinco meses después estaba con toda su verraquera coronando los puertos más escarpados del mundo.
Faltaban 15 kilómetros para la meta y el Checho había tomado la rueda ganadora: nadie desciende como Vicenzo Nibali. Mínimo tenía asegurada la medalla de bronce. Pero un pestañeo lo arruinó todo. En la misma curva en donde había caído el australiano Richie Porte, el italiano y el colombiano se fueron al suelo. No se volverían a parar. Había sufrido una lesión de la cresta iliaca en la ingle que lo tuvo cinco meses fuera de las carreteras.
Pero este año ha resucitado. Hace tres semanas fue campeón nacional de ruta y ahora le ganó a Contador y Richie Porte, dos de los mejores ciclistas del mundo, la París Niza, una prueba que sólo la ha ganado un ciclista colombiano Carlos Betancurt. El próximo año, cuando se venza su contrato con Sky, intentará cambiar de equipo y pasar a ser capo y buscar ganar una grande, algo que ha sido imposible en su papel de gregario.