Dado que México, Brasil y Argentina ya inician vacunaciones masivas a partir de diciembre y enero, y parece que hasta Venezuela lo hará, las demoras en iniciar lo propio en Colombia son injustificadas.
Que no hay plata es una excusa pueril, pues cuesta más el programa de subsidios que le está dando el gobierno a algunos con la pandemia que pagar la vacuna.
Los gremios de turismo, restaurantes, bares y demás que requieren contacto humano para poder funcionar deben pararse firme y exigir vacunación ya.
Toda familia que pierda un miembro de los suyos debe recordar que las muertes por COVID-19 a partir de enero de 2021 serán responsabilidad del ministro Fernando Ruiz y del presidente Iván Duque, pues si hasta Bolsonaro, quien no es precisamente muy inteligente, pudo comprar de afán vacunas para Brasil y empezará a vacunar en enero de 2021, ¿cómo así que Colombia no va a poder? Y si la estrategia es poner disponibles las vacunas como mecanismo de presión de votación en las presidenciales de 2022, cada muerte que se produzca hasta esa fecha será aún más triste.
Aunque, claro, que al ministro de salud le importan muy poco las consecuencias judiciales, aunque en este caso serían penales por las muertes por COVID-19 a partir de enero de 2021. Albert Camus escribió: "Hay épocas en las que toda indiferencia es criminal". Y es precisamente esa indiferencia de no hacer es la criminalidad latente del ministro y del presidente Duque la que quedará como marca en la historia universal de la infamia.