De acuerdo con cifras de la Policía, en el país se han presentado tres casos de jóvenes que se quitaron la vida por el juego de la Ballena Azul. Sin embargo, el director de la DIJIN, general Jorge Vargas Valencia, aseguró que se tiene conocimiento de que tres mil personas han ingresado. Dado que este hecho ya cobró las vidas de algunos jóvenes colombianos, los medios casi que a diario, publican artículos que buscan a alertar a los padres del peligro al que están expuestos sus hijos para que los protejan. Pero la prensa, o no se han dado cuenta o prefiere omitir, que también tiene responsabilidad en lo que está pasando.
La Ballena Azul consiste en ingresar a un grupo de chat de Facebook o WhatsApp, en el que se ponen retos, uno cada 24 horas durante 50 días. Estos desafíos deben ser arriesgados o peligrosos, y de cada uno se debe tomar una foto para mandársela al administrador del grupo y que este sepa que sí se cumplió. Finalmente, el último día el usuario debe terminar con su propia vida, solo así gana. Quienes manejan los chats proveen constantemente a sus víctimas de links, a fin de determinar sus direcciones IP y tener el control sobre ellas. Se detectó primero en Rusia, luego en países aledaños y ahora en Latinoamérica.
Desde la primera semana de marzo, occidente conoció algo de lo que estaba ocurriendo en Rusia. En las redes sociales se habló un poco sobre el tema, pero nadie lo tomó en serio. Solo quienes tratan de mantener informados conocían algo acerca el macabro juego. En Colombia, los primeros suicidios por jugar la Ballena Azul salieron a la luz en la última semana de abril, eso significa que para el momento en el que se mencionó por primera vez sobre “la moda rusa” en occidente, ya había jóvenes metidos en esta, (pues dura 50 días). Y también significa que los medios de comunicación tuvieron cerca un mes para alertar a los padres de familia y evitar los terribles desenlaces que ya conocemos.
Ahora bien, suponiendo que no vieran necesario hacerlo, al creer que se limitaba solo a Rusia, debieron verlo urgente cuando se reportó el primer caso en américa latina el 11 de abril en Brasil. Desde ese momento hubiesen tenido una semana y media para empezar a poner advertir a los ciudadanos. Pero no, la prensa decidió alertar cuando ya era tarde, cuando ya había víctimas mortales en sectores del territorio nacional.
Puede que algunos periodistas intenten escudarse en que no sabían sobre el tema, pero eso solo expresaría que son negligentes con su trabajo, pues este se trató en redes sociales, incluso algunos usuarios en Youtube hicieron eco sobre él. Es bien sabido que muchos padres de familia en Colombia y en América Latina no son muy amigos de internet y era responsabilidad de los medios tradicionales informar sobre La Ballena Azul a tiempo.