La tragedia de Hidroituango no ha terminado y no podrá cesar hasta que no se ponga en funcionamiento al menos una de las turbinas y el vertedero,( si es que ha resistido hasta ese momento ), cese de pasar todo el caudal sobrante de la represa del río Cauca por tan estrecho canal. Sencillo pero doloroso. Como no fue construido ese vertedero sino para uso temporal, el que ya vaya a completar 36 meses de continua utilización sin gastarse ni resquebrajarse es una hazaña o un milagro de la Madre Laura. El informe forense que por fin han dejado conocer permite tener esos temores. En él ya se sabe cómo fue la equivocación de Hidroituango, quiénes los responsables y cuál la magnitud del error cometido. El túnel GAD que estalló fue mal diseñado, mal construido y estaba por fuera del diseño original. Hubo mala ingeniería, mala administración de obras, una mala matriz de riesgos, una mala interventoría y se presentaron informes de avance de obra falseados pero tan inentendibles como la verdad de puño que allí se revela: el túnel GAD solo tenía capacidad de evacuar máximo 1.200 metros cúbicos por segundo. En abril de 2018 cuando estalló, el Cauca tenía un promedio de 1.785 metros cúbicos. Un funcionario de EPM, saltándose la obligatoriedad de consultar al Board de Asesores de la obra, dice el informe forense, dio la orden por escrito de desviar el rio. Era como una confabulación para demostrar en una fatídica apuesta que el Board no tenía razón cuando en 2013 dictaminó por escrito que no debía intentarse el Plan de Aceleración ni construir el túnel que estalló. La determinación gerencial parecía de mesa de apuestas con dados, no mesa con datos y cifras técnicas, y muchos se tuvieron que poner de acuerdo para cometer la burrada.
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Abruma la actuación cómplice de la interventoría porque dijo que el avance de obra era del 92,77 % cuando en las Crónicas del Proyecto apenas se registraba un 84,3 %
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Abruma la actuación cómplice de la interventoría porque dijo que el avance de obra era del 92,77 % cuando en las Crónicas del Proyecto apenas se registraba un 84,3 %. Y se comprueba que era una apuesta con dados cargados cuando en diciembre de 2017,cuatro meses antes del estallido, Deloitte certificó que el avance era del 80.98 % y no del 97,74 % como EPM lo registró ante la Creg para poder continuar dizque legalmente en su jugada suicida. Hay muchos más detalles en ese informe forense que fue contratado por EPM y que permaneció sin divulgarse por meses. Tanto que Luis Pérez, el autor de sendos libros sobre los errores constructivos de Hidroituango, ha afirmado en un valiente artículo publicado esta semana, al que le han hecho sordina, que “ en esa obra hubo errores graves de contratistas y de EPM. Todos los males en uno. Todo en uno. Y sin embargo es como si nadie se hubiese equivocado”