La boda de Sara Piedrahita Lyons en septiembre del 2014 fue una de los eventos más recordados del Club Campestre de Montería con Peter Manjarrez en primera línea. Asistió la crema política y ganadera del departamento y la fiesta fue una doble celebración: el enlace y la llegada a la Cámara de Representantes de la novia con 105.112 votos. Había logrado la mayor votación del país.
Hija de María Fernanda Virginia Lyons de la Espriella, hermana de Alejandro, el papá del exgobernador y Rafael Piedrahita de León, gerente técnico ambiental de la Hidroeléctrica de Urra en Montería, Sara representó al departamento en el Reinado Nacional de la Belleza del 2008. Viajó a Bogotá a estudiar y de regreso a Montería con el título de ingeniería industrian en Los Andes trabajó en el sector financiero. Su primo Alejandro Lyons estaba en la cumbre de la gobernación y proyectó tener presencia en la política nacional a través de su prima Sara. Se la metió toda. Y el resultado se vio con los más de 105 mil votos que logró una verdadera novata en las lides políticas con escasos 26 años de edad.
La elección de Sara Piedrahita se convirtió en una prueba del poder de Lyons que ya empezaba a sonar por oscuros incidentes. El asesinato de Jairo Zapa el director de regalías del departamento, hallado muerto a unos pocos metros de la finca de su tío Alejandro, ya pesaba en el ambiente. Igual la decisión del gobernador de haberle entregado la concesión del chance a Apuestas Córdoba, firma de la cual era socio Pedro Ghisays, señalado por la Fiscalía de ser testaferro de Salvatore Mancuso.
Para entonces Mauricio Castilla, hijo del periodista Clodomiro Castilla, ya había empezado a hacer las denuncias de corrupción de la clase política de Córdoba que le causaron la muerte a su papa en el 2010 y que ahora estaban dirigidas al clan Lyons. ¿Acaso la financiación de la campaña de Sara Piedrahita se había logrado con recursos públicos de la gobernación? Una pregunta que le significó el cierre de su espacio radial de la emisora La voz de Montería dirigida por Rafael Gómez que se alimentada con recursos provenientes entre otros del presupuesto departamental. Temas que entonces eran rumor en la ciudad pero que t4res años después llegaron a los estrados judiciales.
En el breve tiempo que duró la campaña, Sara se limitó a hablar del mejoramiento de los servicios públicos, un tema que poco concierne a una gestión parlamentaria, y en sus tres años de permanencia en la Cámara no ha sobresalido por nada distinto a su belleza. Colegas representantes la acosan con los piropos que ella sabe manejar. Su voz que poco se conoce subió el volumen para denunciar presuntas amenazas de muerte a integrantes de su grupo político y la existencia de testigos falsos que estarían señalando de irregularidades administrativas a aliados suyos entre los que mencionó siete alcaldes y su primo, el ex gobernador Lyons.
La denuncia no prosperó. Sin embargo ella insiste en las amenazas y para nadie es un secreto que sin el apoyo de su primo Alejandro Lyons quien tendrá que responder por un desfalco de al menos $ 70 mil millones originado principalmente en los recursos de regalías, difícilmente buscará regresar al Congreso. Su preocupación tendrá que centrarse en asegurarse que la financiación de su campaña no termine salpicada por el escándalo de su primo el exgobernador.
