La Medalla al Mérito Periodístico ‘Jorge Zawadsky’, máxima categoría que otorga la Alcaldía Distrital de Cali, esta vez fue para Gloria Inés Arias, una reportera ‘cargaladrillos’ neta, de aquellas que gastan tacones y suelas de zapatos en las calles por ir tras una noticia. Estas distinciones suelen ser para los grandes directores de medios.
Por eso los ‘cargaladrillos’ caleños estaban contentos: se exaltaba el trabajo diario del reportero.
En una época en la cual las fake news se imponen con fuerza, y en la que la manipulación de la información y el activismo periodístico no declarado dominan los espacios noticiosos, es importante hacer una pausa para reflexionar sobre el papel del reportero en la sociedad.
Más que escuchar o leer a informadores, nos encontramos con periodistas que asumen posiciones en medio de la polarización en la que se ha enfrascado el país; una polarización que neutraliza los discursos intermedios, que los minimiza. Solo escuchamos el qué, porque no nos interesa el cómo; parece que hoy la gente no quiere análisis, que se conforma solo con saber si un hecho es cierto, o falso, y nada más.
Y, al final, en medio de esta polarización, quienes ganan son los medios, porque ‘venden’ más, suman miles de “likes”, cuentan el número de seguidores que tienen, o los re-tuits y los clics en sus enlaces.
La vieja escuela dice que el periodista puede tomar las banderas que desee cuando expresa una opinión, pero no cuando informa. Los manuales de redacción lo tienen claro: Javier Darío Restrepo decía que “la actividad proselitista, o de propaganda, corresponde a los políticos y los activistas, pero no al periodista”.
La reportera exaltada se define como perteneciente a la vieja escuela; orgullosa de ser egresada de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Valle y de la Universidad Javeriana de Cali, donde cursó su maestría en estudios políticos; de haber hecho parte del equipo docente de la Universidad Católica de Cali, donde impartió sus primeras cátedras, y de la Universidad Antonio José Camacho, también de Cali, que abrió las puertas a los jóvenes del Pacífico colombiano, donde en la actualidad dicta un Taller de Prensa y el curso Proyecto Editorial para que se enamoren del periodismo, de la reportería sin sesgos.
Gloria Inés Arias, con ‘Alma de reportera’, como tituló su capítulo en el libro Reporteras. Secretos del oficio.